Cómo será de tonto quien todo lo sabe
En este mundo existen personas muy diferentes, cada cual tiene sus cualidades y contrariedades; por ello, se establecen enseñanzas obligatorias y se acuerdan normas de convivencia entre seres pensantes y dialogantes, para poder convivir sin que el fuerte e inteligente pisotee o abuse del débil y del más torpe. Los hay que lo tienen más sencillo todo, pocas veces es mérito personal, más bien viene del azar, la suerte, de su mamá por parirlo en lugar mejor condicionado para realizarse y desarrollarse cómo persona.
Muchos confunden su suerte, con ser mejores en algo, y cuando tratan de demostrar que sus cualidades son superiores a otros, están en el fondo compitiendo con su propia estima, los prejuicios le ganan la partida a una mente no del todo conforme con ella misma, siempre presta y dispuesta a comparase y tratar de disminuir a los demás. "El que pretende ser sabio entre los tontos, suele ser un tonto entre los sabios" (M. F. Q.).
Un torero baja al ruedo a enfrentarse al toro, no presume de ser mejor que los subalternos en el bar de al lado. Los futbolistas de nivel no juegan pachangas en la calle presumiendo de ser mejor ante los amigos que lo hacen por diversión. El inteligente no pierde el tiempo tratando de demostrar que lo sabe todo. Cómo decía Miguel de Unamuno, "si lo sabe todo, absolutamente todo; figúrense lo tonto que será".
La etimología permite esas cosas, que nada se estanque, las lenguas evolucionan cómo todo en esta vida, algunos prefieren anclarse en el tiempo. Añadir palabras que algunos las ven incorrectas a nuestro vocabulario, es avanzar. Por ello, seamos un poco condescendientes y humildes, corregir las formas de manera burlona, faltas, erratas o definiciones a quienes creemos menos cultos, es presumir más de la cuenta; sin saber que nuestra rica prosa, da para muchas interpretaciones. ¿Cuántos se rieron del lenguaje de las gentes de los pueblos? Y ahora, estos mismos defienden un chapurreo entresacado de residuos de aquel bable rico y variado, que fueron perdiendo en el tiempo por algunos listillos de turno, que siempre quedan.
Hay que comprender y adaptar los significados cambiantes y dispuestos a ser incorporados a nuestra lengua, sin menospreciar a nadie; que aunque provengan de gente que algunos llaman despectivamente aldeanos, son gente con mundo, su mundo y vivencia, ignorarlos es desechar una fuente de saber, muchas veces proveniente de personas sencillas, sin preparación alguna, pero con inquietudes y dispuestos a superarse cada día. ¿Por qué algunos pretenden taparles la boca? No será que en el fondo, la base del saber está en la coherencia, el respeto, la solidaridad, la palabra, la humildad, el participar, olvidar, aprender, rectificar, perdonar, ayudar, sentir y comprender, y no tanto en mirar la ortografía perfecta de quien trata de superar sus carencias. Un profesor de literatura, nos contaba en clase que una novia le dejó por idiota y quisquilloso. Estaba enamorado de ella, ella no tenía muchos estudios, y en sus cartas de amor siempre cometía faltas de ortografía, y ella cansada de ser corregida, le mandó una misiva donde le decía: 'Amor' se escribe con cuatro letras, una más tiene ¡adios! el acento pónselo tú".
Los menos capaces tenemos todo el derecho a equivocarnos, levantar la cabeza y expresar nuestras inquietudes de la forma que cada cual sepa hacerlo; no ceder ante zotes que se creen saberlo todo. Nada se avanza revolcándose en el lodo de la ignorancia, creyéndose incapaz de mejorar facetas y gazapos; solo porque algunos pretendan constantemente corregirles sus defectos, y muchas veces rebajándose al insulto personal, al sentirse dañados o molestos con los argumentos que se expresan. Este tipo de sujetos intransigentes, con su pedantería, solo logran ver el dedo, impidiéndoles observar lo que señala. Suelen considerarse a sí mismos, listillos de calle principal (con titulación o sin ella) pero se quedan en simples chulos de caleya, que disfrutan de su estupidez con orgullo y sabiduría.
José Viñas García, Oviedo
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