Y vosotros ¿qué coméis?
Y yo me pregunto ¿pero qué coméis?.
Ayer se entregaba el premio al mejor pote de Asturias, y resulta ser que el pote que llevamos degustando desde el origen de los tiempos en Urbiés, resultó agraciado con el primer premio. El Restaurante Casa Nando se hizo con el galardón. Cuando un premio de este calado recae en un restaurante humilde, de un pueblo que vivió tiempos mejores, no puedo evitar sentirme partícipe de este reconocimiento, como urbiesano y como descendiente de urbiesanos.
El pote siempre fue un plato cotidiano, era un plato relacionado con el campo, el trabajo rural, el agro, la economía de subsistencia, que exigía vivir del ganado y de lo que daba la tierra.
En tiempos de mis abuelos, la economía no era la actual, y pese a ello, nadie saldría de casa para degustar un plato, que habitualmente se consumía en los hogares de todos los asturianos. La gente salía de casa para comerse platos más refinados, con mayor categoría, algo que no comías habitualmente, y cuando digo esto no voy mucho más allá de unos calamares, unas gambas o un lenguado, pero como podéis comprobar, las tornas han cambiado. ¿De qué se alimenta la gente?, pues como decían mis "güelos: esa xente nun come, eso son caxigalines, pa trabayar fai falta comer en condiciones". No voy a ser yo quien les quite la razón, ¿se han parado en algún momento a pensar por qué jornadas gastronómicas como las del pote, las de la matanza, la de los nabos, o "les cebolles rellenes" se han hecho con un sitio en un calendario gastronómico, en donde nos venden el minimalismo y los experimentos, como la "Champions" de la cocina?.
Cierto es, que un plato tan contundente no es el apropiado para una persona con un bajo consumo calórico, pero no es menos cierto que hoy en día, en la mayoría de los hogares, se libra la hora de la comida con un sándwich, un plato de pasta o una ligera ensalada, de cenar ya mejor ni hablamos. Se nos vende continuamente la dieta mediterránea, el aceite de oliva, las ensaladas, la fruta, la pasta, y yo me pregunto ¿cuándo creen ustedes que esos platos desparecieron de nuestras mesas?, yo desde bien pequeño siempre vi en las mesas todos esos ingredientes y platos ¿por qué se empeñan en vendernos la "nouvelle cuisine" como la única válida para el siglo XXI?, ¿por qué tengo que degustar un mini plato en un dedal, relamerme y vacilar a mis amistades de que comí en tal o cual sitio, para postularme como un comensal exigente y entendido?, obviamente, porque hoy en día se lleva aparentar. Ya puedes ser un cateto de tres al cuarto, pero si vas de restaurantes finos, te gastas 400 ó 500 euros y te vas con las tripas pidiendo un bocata de calamares, quedarás de lo mejor... en tus círculos, porque en tu interior te acordarás bien de la fabada que hacía tu abuela, o de los manjares de la huerta que cocinaba tu madre.
Involucionamos, no cabe duda, pero mientras tanto, los del agro, los que vivimos con los pies en el suelo, seguiremos valorando esos frutos de la tierra y del arte culinario de nuestros antepasados, que hoy, por motivos a los que no voy a referirme nuevamente, consiguen elevarse a la categoría de platos, cuando para nosotros siempre fueron cocidos.
Finalizo, no sin antes expresar mi más sincera enhorabuena al restaurante Casa Nando, ojalá este premio sea tan solo el principio de una nueva etapa, tan exitosa como fructífera.
¡Puxa el pote!, ¡Puxa Urbiés!, ¡Puxa Casa Nando!.
Alejandro González Lada, Urbiés (Mieres)
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