"Manía de la soledad"

Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir. En un artículo anterior ironicé e incluso me llegué a reír deliberadamente de las cartas que escribe en la cárcel el vicepresidente catalán, Oriol Junqueras, pero hoy quiero aprovechar y rectificar, porque me he portado bastante mal. Junqueras manda un poema, desde la cárcel, sobre la soledad y el destino "Mania di Solitudine", traducido al cristiano 'Manía de la soledad', del poeta y novelista Cesare Pavese. "Aquí, en la oscuridad, solos / estamos tranquilos y nos sentimos señores de nuestro destino". ¿Está Oriol solo en la celda de Estremera o acompañado por otro sufrido preso? De no extremar la vigilancia o acelerar su traslado a otro módulo, es posible que los funcionarios de prisiones, cualquier día, se encuentren con una desagradable sorpresa: al compañero de celda de Oriol ahorcado con el cinturón del pantalón y con los pies colgando. También Cesare Pavese se suicidó, pero, afortunadamente, no conoció a Oriol Junqueras.

Ya sé que me repito más que un plato de fabada con compango, pero no es para menos. Estarán de acuerdo conmigo, en que Carles Puigdemont es ya una estrella, o sea, un chico star de la nueva música denominada 'matraca secesionista', que es internacional, porque se baila en Bélgica, y que se baila tanto en Cataluña como en el resto de España. Puigdemont prepara un golpe de efecto, que no de Estado, para aparecer por sorpresa en España en la campaña del 21-D, aun a riesgo de que la policía lo detenga en cuanto pise suelo español, pero la repercusión mediática sería brutal. Mientras presenta, este sábado, la lista de JxCAT en Brujas, Puigdemont no pierde ocasión de jugar, y publica un tuit en el que compara ahora a Mariano Rajoy con José Antonio Primo de Rivera, que para nada es pariente de Albert Rivera, el líder de Ciudadanos. Mientras, el portavoz del PP, Esteban González Pons (el que llamaba pato al expresidente socialista Zapatero), que no le va a la zaga, compara el independentismo catalán con "Los nazis en Alemania". Casi nada. Nazis y falangistas, esas son sus palabras. Este es el leguaje de nuestros representantes políticos.

Hay asuntos que no se resuelven única y exclusivamente con la aplicación de la ley, necesitan de la intervención de un profesional médico -la esquizofrenia, las verdades paralelas-. Puigdemont, alias el cansino, ha ratificado en una entrevista difundida por la radio pública alemana que, "En ningún momento he estado fugado, escapando de la justicia. He dado la cara". En algo acierta el expresident, en que es un auténtico caradura, con la jeta más dura que el hormigón que asola la ciudad de Gijón. El Govern usó al Vietcong para ocultar gastos del referéndum -¡Dios mío, ya no siento las piernas, como Rambo. También a los "charlies"!-. ¿O leí mal la noticia? Un momento que ajusto bien a la nariz las Ray Ban. El Govern de Carles Puigdemont empleó criptodivisas, el llamado bitcoin, para pagar a Amazon y a Google, claves en la organización del referéndum ilegal del 1-O, y para financiar parte de los dominios de internet empleados por la Generalitat para promocionar el voto por la independencia. Ah. Conclusión: yo a la óptica a graduar las gafas y Puigdemont al diván del psiquiatra.

Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Siempre he creído que la mejor manera de conocer a las personas es picarlas, para que suelten sobre ti por esa boca, ya que el insulto define al personaje. Pablo Echenique, secretario de Organización de Podemos, arremete con dureza contra los dirigentes secesionistas acusándoles de "haber salido de la realidad" y de no decir la verdad a los catalanes. De hacer planteamientos propagandísticos y promesas cercanas a lo "mágico". Qué maravilloso fue leer a Gabriel García Márquez y al mexicano Juan Rulfo, máximos exponentes del realismo mágico, con "El otoño del patriarca", para mí, la mejor obra de Gabo, y "Pedro Páramo", de Rulfo. Pero ahora Puigdemont ha dejado el llano en llamas. Mientras, la formación Podemos, trata de salvar las papeletas moradas de la quema, para evitar que ardan sus cenizas en el fuego eterno.

En estas memeces que se montan para su promoción los partidos políticos, en los que siempre hay alguien dispuesto, sin complejos, para ser el hazmerreír de los demás: hala Cifuentes, tú, que eres la más inocente y cándida del partido, enfúndate el mono azul y unas zapatillas de deporte, y a la localidad de Arroyomolinos. Allí te subes a una escalera, sin casco ni arnés de cabo corto, sin guantes, es un acto simbólico, no hace falta, y haces como que taladras siempre en el ángulo más conveniente para la fotografía promocional de las obras en la sede del Partido Popular. No te preocupes por nada, ya andamos nosotros cerca, cámara en mano para inmortalizar el momento. Allá va Cristina Cifuentes, la presidenta madrileña popular. "Cristina participa y da su toque personal en las obras del nuevo edificio del partido en la localidad de Arroyomolinos", explica su web. Envío de fotos a los medios para promocionar este momento y llamar la atención sobre el futuro del partido en la localidad.

Luis Ángel Gil Urbón, Gijón