Respiración artificial
No se puede respirar, en la calle, no sé si se habrán percatado. El problema no solo afecta a los pulmones. Si no puedes respirar el corazón, que es un órgano vital, no bombea bum, bum y tampoco te puedes enamorar. La contaminación se ha disparado, ya se ha hecho crónica en nuestras ciudades, ha acudido solícita a nuestra llamada y ha decidido que no se va, porque ha venido para quedarse. Algunos, los más precavidos, ya nos estamos planteando la posibilidad de adquirir la mascarilla con su correspondiente botella de oxígeno, en una tienda especializada de buzos, antes que dejar el coche en el garaje. Hay que concienciarse porque la culpa es de todos y la solución no son los coches eléctricos, porque las baterías son altamente contaminantes y el remedio puede ser peor que la enfermedad. Utilizar el transporte público o individualizado (taxi) parece ser la única solución, no queda otra de momento.
Luis Ángel Gil Urbón, Gijón
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