El terror como rutina
Tras terribles atentados en ciudades europeas y, lamentablemente, bastante recurrentes, he podido observar cómo los procedimientos de seguridad se han reforzado generalmente. Ello ha cambiado hasta tal punto que en París, por ejemplo, fue necesario abrir los bolsos y mochilas, e incluso someterse a cacheos policiales, para entrar a tiendas de ropa y restaurantes el mes pasado.
Personalmente, asisto regularmente a conciertos, y la seguridad es tal que, recientemente, no se puede asistir con mochilas o grandes bolsos a dichos eventos en la ciudad de Londres. Ahora, sólo está permitido llevar un bolso de mano con lo necesario.
La sociedad, todos nosotros, nos hemos acostumbrado, e incluso vemos necesario tener extrema seguridad en eventos multitudinarios y espacios abiertos. ¿Hasta dónde hemos llegado para que policía armada con metralletas en las calles nos hagan sentir seguros?
Borja Valladolid,
Londres
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