La democracia hueca
La democracia española actual, como otras muchas en el mundo entero, tiene un problema: que no cuenta con personas demócratas. Insisto y reitero: la democracia no tiene demócratas coherentes.
En el Congreso de los Diputados, en el Senado, en los parlamentos autonómicos, en los ayuntamientos y en el conjunto de lugares en los que los ciudadanos participan como clase política, tienen a mí entender esa desgraciada característica, no hay suficientes personas con valores democráticos, con valores para mejorar -desde la libertad- las condiciones sociales de las gentes y de los pueblos.
Y los valores democráticos y la convicción democrática son absolutamente necesarios para que la misma funcione adecuadamente.
Además los demócratas también tienen que estar preparados intelectualmente, culturalmente y socialmente para afrontar positivamente los retos que la sociedad reclama.
No vale con querer ser hay también que saber ser y poder ser.
Aquellas personas que desde pequeñas no han ido recibiendo paulatinamente la formación adecuada para la defensa de los auténticos valores en el marco de la Constitución, y por lo tanto en el marco de la libertad, no serán después efectivas para realizar estas misiones.
Se necesitan demócratas comprometidos: con carisma, con liderazgo, con talla, con inteligencia política, con coherencia, con sentido de estado, con tolerancia, con afán de ser útiles y atender a los ciudadanos
La actualidad de los falsos demócratas podría ser:
Los Dictadores: actualmente hay muchos que con convicciones total y absolutamente dictatoriales ocupan cargos democráticos, y desde esa visión incompatible con la libertad poca será su efectividad y al final su aportación será nula, e incluso destructora de las tesis y de la vida democrática.
Los Oportunistas: son aquellos que buscan con la política una salida fácil para limpiar o combatir sus fracasos o su ineficacia o ambas cosas; o para conseguir un futuro próspero sin currículum y sin actitudes. Así llegan muchos y lógicamente así nos va. Con ellos, todo a la deriva.
Los Antisistema: este tipo de políticos, que proliferan tanto actualmente, es bastante peligroso porque llegan a la vida democrática para acabar con el sistema desde dentro o al menos para debilitarlo.
Estos políticos, normalmente mediocres, crean en las instituciones grandes dosis de: malestar, tensión, incertidumbre, desarraigo, pérdida de recursos, gastos inútiles y desajustes graves e inquietantes.
Los que gustan con usura del poder: hay personas que buscan el poder a costa de todo, pero sólo les motiva la vanagloria, la soberbia, el orgullo, la personal complacencia, el sentirse dioses disfrutando del servicio incondicional de millones de súbditos. Nunca les motiva la ayuda a los demás ni el bienestar de la sociedad.
Normalmente son enfermizamente autoritarios y violentos con apetencias delirantes a la agresividad y a las situaciones extremas de dominio e incluso de perversión.
Los Corruptos: muchos llegan a la política con afán de enriquecerse a costa de los demás, y algunos lo consiguen dada la debilidad de las estructuras democráticas y la dejadez de muchos que pasan de todo y lo permiten todo.
Estos personajes corruptos son lógicamente antidemócratas y absolutamente nefastos para los fines democráticos. Sin embargo esta lacra es difícil de erradicar dada la amalgama de situaciones y ámbitos poco esclarecedores que existen.
Los Iluminados: estos dicen haber recibido una llamada divina para dirigir y gobernar a su pueblo o para llevar a cabo la revolución. Frecuentemente con su verborrea vacía y hueca enfervorizan a las masas, normalmente formada por incultos e ignorantes: Ellos son sus seguidores. Seguidores incondicionales e ingenuos que siguen con absoluta fidelidad a su líder.
Los Populistas: son "hijos" espirituales de los antiguos dictadores. Se disfrazan de ovejas pacificas para llevar a efecto sus fines revolucionarios y radicales. Son un grave peligro por su aparente y enmascarada mansedumbre.
Y entre otros podrían estar también: los que no aman España o la odian o se avergüenzan de ella, los republicanos, los nacionalistas, los laicistas, los que no se identifican con el planteamiento democrático de España, los que les gusta la discordia y el envenenamiento social: allá donde estén, y otros.
También es cierto que no todo es malo, ni basura.
Hay también una "legión" de políticos que actúan con pertinaz y ejemplar corrección. Incluso entre algunos de los grupos anteriores.
Hay muchos políticos leales y con irrefutable carisma; que con tesón, con esmero e inmejorable gallardía y autenticidad desempeñan las más diversas funciones.
Son políticos que siempre muestran su cercanía y su deseo de estar al servicio de los demás.
De estos políticos ejemplares, repito, hay muchos, pero se necesitan más, para conseguir que nuestro mundo mejore y nuestras vidas cambien hacia una prosperidad firme, transparente, libre, auténtica, digna y eficaz.
Rafael Gutiérrez Amaro, Sevilla
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