Con Cela en esta parcela
Hoy, como en multitud de ocasiones anteriores, me he preguntado cómo pueden sobrevivir partidos políticos con líderes de esta ralea que sufrimos, y mantenemos, en este, esta... Lo que sea esto que, de momento, seguimos llamando España.
Buscando respuesta se me viene a la cabeza, para mayor INRI, el Nobel, para mí insufrible, Cela y sus nueve chorradas donde las haya, que él llama "señales del h...".
Me hacía gracia la octava: "el pijo fláccido y doméstico". Que, por cierto, lo de fláccido no requiere de mucho esfuerzo para interpretarlo, pero a lo de doméstico, coño, no acabo de pillarle el sentido peyorativo. Pero bueno, a lo que iba, que Cela, como yo, no dudaba de la existencia, qué desgracia, de gente a la que no es menester conocer, basta con mirarla, emite señales contundentes e inequívocas, para adivinarle el plumero. Es por eso que se me hace tan difícil entender al personal (entiéndase votantes).
Yo veo venir, por ejemplo, a Sánchez, Iceta, Colau y un larguísimo etc., y no apareciendo de la esquina más cercana, no, qué va, los veo venir por allá en lontananza, y ya, antes del primer parpadeo: coronados como los mayores farsantes del reino.
Perpendiculares sobre el mismo horizonte avizoro a Pablo Iglesias, Irene Montero, Ana Gabriel y otro no menos largo etc. que el antedicho, y dictamen arco reflejo, que me abstengo de nombrar porque pienso no sería publicable, para los que me resultan tan incomprensiblemente elegidos como los del grupo anterior.
No veo muy probable el que esto sea publicado, mas si en un supuesto casi negado lo fuera, seguro que se preguntaría aquel que lo leyera, ¿y cómo es que éste no nombra al muermo mayor? Muy sencillo, es a eso a lo que voy, lo que quiero diferenciar. Porque lo de Rajoy (los votos que le han puesto donde está) es explicable. Porque a Rajoy, además de verle, hay que oírle y esperar a ver lo que hace para poder catalogarle. Porque Rajoy no tiene señales que lo identifiquen al primer golpe de vista. Porque, en definitiva, a priori, Rajoy da el pego. Aunque ahora, evidentemente, sabiendo, además de lo que dice, lo que hace, como no me gusta mal desear, simplemente deseo que se vaya a notaria.
De manera que, a día de hoy, y ya que, por fuerza, los colores son los que están en la paleta y con ellos hay que pintar: Rivera para España, y para Cataluña mi favorita Inesita.
Amén.
Marino Iglesias Pidal
Gijón
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