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Nucleares no, pero...¿y entonces?

31 de Enero del 2010 - Diego Cózar Rodíguez (Cangas del Narcea)

No me interesa en modo alguno sumar mi voz a la existente polémica sobre el vertedero nuclear. No soy yo quién pueda dilucidar las cuestiones suscitadas, cuestiones cómo si la rentabilidad de la energía nuclear compensa sus posibles riesgos, o en este caso sus consecuencias en forma de residuos. O sobre sí la polémica se debe únicamente a los temores infundados, o a la alarma social creada por diferentes grupos ecologistas.

Ciertamente me preocupa el miedo, no como sensación o como reacción química, sino el efecto del miedo en la gente. Conozco gente con miedo a los ascensores, puedo intentar comprender su miedo pero nunca lo voy a compartir, de ahí mi desconfianza. ¿Qué fue de la gripe aviar? ¿O de la gripe A?

La gente tiene miedo del cementerio nuclear, mejor dicho la gente tiene miedo de todo lo relacionado con el concepto nuclear. Corrijo, gran parte de la gente teme lo nuclear, no me parece que los vecinos de Garoña que protestan por el cierre de su central estén muy asustados. En cualquier caso y lo que quiero decir, es que el miedo de la gente no debe ser un motivo a la hora de tomar una determinada decisión, el miedo es una causa, consecuencia si lo prefieren, de lo informada o desinformada que esté la gente, y aquí es donde no me quiero meter.

En cualquier caso, y guste más o menos, España es un país productor de energía nuclear y por tanto debe hacerse cargo de los deshechos que genera. Es lo más rentable y lo más ético. Rentable porque los países extranjeros no almacenan los residuos nucleares españoles por caridad, y lo más ético porque estos países suelen ser más desfavorecidos que el nuestro, y no acogen nuestros residuos por caridad sino por necesidad, posibles negocios sucios aparte.

Entonces las alternativas son claras, España debe construir un cementerio nuclear en su territorio o clausurar todas sus centrales, abandonar la producción de energía nuclear y confiar en la providencia para su abastecimiento energético.

Teniendo en cuenta que el nuestro es un país laico y que por tanto no cree en la providencia, la segunda opción se muestra inviable. El gran problema que se le presenta ya no al país sino al gobierno, es la adjudicación de dicho cementerio. La libre presentación de los municipios para la construcción del mismo, a cambio de prebendas económicas, evita la engorrosa misión de adjudicarlo a dedo, misión que sería altamente impopular, hasta agresiva con la intención de voto.

En cualquier caso, hace menos de un año, durante la realización de un trabajo para la facultad, se nos pidieron propuestas para el desarrollo sostenible del concejo asturiano de Ibias, y por añadidura del suroccidente asturiano. Entre las diversas opciones que barajamos estuvo en efecto la de la producción de energía nuclear, una central y no un vertedero en este caso. Después de todo la situación geográfica del concejo, limítrofe con León y Galicia, su orografía y la densidad de su población eran idóneas para la construcción de una planta nuclear.

Tal vez resultase descabellado, después de todo sólo se trataba de aportar ideas. Pero fue la única alternativa, de entre las que discurrimos, que facilitaba la creación de un millar de puestos de trabajo. La única que incentivaría un notable crecimiento económico, suficiente para que el suroccidente vuelva a figurar en los mapas. Y tal vez motivase el tendido de vías férreas, y el desarrollo de la red viaria por la comarca, muy necesario, cualquiera que haya circulado por el puerto del Connio o por el Pozo de las mujeres muertas sabe de lo que escribo, desarrollo de la infraestructura imprescindible para el desarrollo de la zona, crecimiento de su industria y aprovechamiento de sus recursos.

Claro que en cualquier caso hay un riesgo, pero ¿y entonces?

Más en: http://diegocozar.wordpress.com

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