Un malentendido
No hace falta desayunar cereales para empezar el día con energía, no es necesario, y menos, si te encuentras rodeado y en la buena compañía de un funcionario, o varios. Estoy fumando un cigarrillo en el aparcamiento del Centro de Salud El Llano, tengo cita con el médico, 8.30, o eso creo. "Aquí no se puede fumar", me dice la mujer que acaba de aparcar su coche, contaminando con el humo que sale del tubo de escape, el ambiente. Se dirige a la puerta de entrada. "¿Y quién es usted?", le digo. "Soy médica", me dice ella. "Ah, qué conmovedor. ¿No hay en este centro de salud un guarda de seguridad, o vigilante, el cual se ocupe de estas labores?", le digo a la médica. La médica me amenaza ahora con avisar a la Policía. "Hágalo, por mí no se corte, fíjese, a lo mejor hasta la aviso yo". Después de retarme a que lo haga la médica se va. "Menos dar órdenes y más trabajar", sentencio. Pero no se termina con este incidente la cosa, iluso de mí. El circo solo acababa de empezar. Tras una hora de retraso esperando a la puerta de la consulta, pregunto a qué hora me toca: "No está usted en la lista, aquí figura que tenía cita ayer, será probablemente un malentendido".
Es un hecho probado que la Sanidad pública española da pena, pero el centro privado de mayores de Atlanta (Georgia) da terror. Una cámara oculta revela la agonía de un anciano mientras las enfermeras se ríen. James Dempsey, de 89 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial, sufrió una atroz agonía, mientras las enfermeras revoloteaban a su lado sin prestarle atención e incluso respondían con carcajadas a su sufrimiento. Algo marcha mal en nuestra sociedad para que seamos ajenos al dolor de nuestros semejantes. ¿Qué nos ha vuelto inmunes, tan indiferentes y deshumanizados? Desconocemos cuál es el verdadero valor de la vida, ya que al nacer no somos informados, aunque después nos demos cuenta de que por vivir hay que pagar un alto precio. ¿Qué significado tiene el hombre que arrastra un pesado saco? Le preguntan, al bueno de Luis Buñuel, en su última película "Ese oscuro objeto del deseo". Es sólo eso, un saco, le contesta el maestro. Sólo por haber vivido, por guardar memoria de ello, sólo por eso, nuestros mayores se merecen el mayor de los respetos.
Luis Ángel Gil Urbón, Gijón
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