Un PP anquilosado
Corría la semana pasada, como la pólvora, la noticia de que el Consejo
de Ministros aprobaba una estrategia contra las "fake news", precisamente el
día en que el PP es procesado por destrucción de pruebas en los ordenadores
de Bárcenas. Un partido que ha tenido por costumbre, en la oposición y en el
gobierno, fabricar campañas contra sus enemigos políticos, pide ahora
combatir la desinformación a propósito de supuestas injerencias rusas en
Catalunya. La cúpula del PP culmina esa maniobra política siguiendo la estela
de sus teorías conspiratorias -y alentándolas- en Gürtel y en el 11-M.
Por otro lado, la ministra Cospedal es la dirigente del PP que atribuyó el caso
Gürtel a un invento de "la policía de Rubalcaba", y se atreve ahora,
descaradamente, a convocar a editores de prensa para garantizar "información
veraz". Esa misma Cospedal que nos quería embobar con el trabalenguas del
"contrato de Bárcenas en diferido". La mismísima Cospedal, ministra ahora de
Defensa, que se cargó la Sanidad pública de la autonomía castellano
manchega.
Y qué decir del propio Rajoy que aseveraba hace varios años, en los
comienzos del caso Gürtel, que "eso era cosa de un montaje instigado por
Interior". El líder del PP acusó descaradamente en una rueda de prensa en
2009, a jueces, fiscalía y policías de perseguir a dirigentes de su partido, tras
las primeras detenciones ordenadas por Garzón. Rodeado de dirigentes
peperos -nada menos-, Ana Mato, Barberá, Camps, Trillo, Espe Aguirre,
Gallardón, Ana Botella, etc. Entonces Rajoy pidió la comparecencia de
Zapatero, el fiscal general del Estado y la dimisión del entonces ministro
socialista Bermejo. "En España no se ha producido nada parecido desde
1977", denunció entonces el presidente del Partido Popular. ¡Jajajaaa, como
ahora con la matraca de Catalunya!
En el PSOE -y toda la oposición- hace tiempo que consideran a Rajoy
como un "Presidente bajo sospecha". Es más, la diputada socialista M.
Robles ha pedido al jefe del Ejecutivo y líder del Partido Popular que asuma
responsabilidades por la financiación irregular de su formación política. Para
rematar la faena de la falsedad, Rajoy mintió en su comparecencia sobre la
Gürtel (primera fase) en sede parlamentaria. Y un mes antes, también lo había
hecho ante la Audiencia Nacional.
Es ridícula e hipócrita esta aptitud de los populares. Le recriminan en los
medios "que la guerra contra la desinformación es inviable sin autoridad moral".
Y el PP no la tiene porque la ha dilapidado frecuentemente en estos últimos 17
años.
En el PP mienten más que Carracuca. Andan ahora, otra vez, con la
teoría de la conspiración como en el 11-M y la Gürtel. ¿Los hackers rusos, los
venezolanos y los iraníes, juntitos todos contra España y a favor del
independentismo catalán? Parece una mezcla de películas de espías -del
agente 007 James Bond- y de risa con Chiquito de la Calzada (d.e.p.) ¿A qué
se dedican últimamente los dirigentes peperos? Nos están tomando el pelo una
vez más. Pero nadie del Gobierno de Rajoy ha explicado aún en qué consisten
exactamente esos presuntos ataques ni su influencia real sobre el apoyo al
independentismo en Catalunya. El asunto se les está escapando de las manos.
Y aunque hablan de ello como amenaza, no esclarecen nada y dan carpetazo
a las preguntas como que es asunto de Estado, muy secreto.
La Audiencia Nacional impide que el tribunal que citó a Rajoy juzgue la caja B
del PP. El cambio arbitrario de dos jueces parece un caso claro de politización
de la Justicia. Este cambalache es una consecuencia indirecta del
nombramiento de Concepción Espejel como presidenta de la Sala de lo Penal
de la Audiencia Nacional el pasado mayo. En este tema el ministro Catalá y la
magistrada Espejel, -muy, muy afín al PP- apuntalan que la manoseada
separación de poderes, la independencia judicial, la no interferencia en el
Consejo del Poder Judicial- es todavía en España una utopía.
Hace pocos días, la ministra de Empleo, Fátima Báñez -encomendándose a su
Virgen del Rocío- atracó a la hucha de las pensiones dejándola "limpia" y sin
fondos de reserva para el futuro. Y luego siguen en el PP prometiendo
bienestar y subidas de las pensiones, aunque, claro, sólo lo hacen de cara a
las elecciones.
Ni con la corrupción ni con las puertas giratorias ni con la Educación, Sanidad y
Dependencia, el PP consigue desembarazarse de sus nefastas políticas
sociales. Sin embargo, amigos, familiares, militantes y empresarios afines a los
populares, siguen mamando de las prebendas y del amiguismo años y años. Y
muchos ejercen cargos públicos o en empresas, gracias a sus favores a los
peperos. Otros, cobraron en sobres de la "contabilidad B" del Partido Popular.
Hace pocos días, el consejo de administración del Banco Santander ha
nombrado vicepresidenta del banco a Isabel Tocino, y también presidenta del
Banco Pastor (antes del Popular, ahora absorbido por el Santander). La
exministra de Aznar, lleva quince años de puertas giratorias y cargos al regazo
del PP más arcaico. Desde el año 2002, Isabel Tocino ha manejado y urdido,
con asiduidad, influencias políticas en los consejos de administración de
empresas como Santander, Ence, Naturhouse, Enagás e incluso Telemadrid,
etc. Todo ello sin rasgar el carnet y la militancia activa con el Partido Popular ni
con el Opus Dei.
Y con estas mimbres ¿quiere desintoxicarnos Mariano Rajoy y sus mariachis
peperos de las "falsas noticias"? Este PP, peligrosamente mentiroso y corrupto,
está dando ya síntomas de agotamiento democrático, con un anquilosamiento
en la gestión política que alcanza cuotas muy preocupantes.
Ángel Lozano Heras, Oviedo
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