La educación, y lo demás son cuentos
No se preocupe, amable lector, no voy a hablarle de política; seguramente esté usted muy saturado. El motivo de mi carta es otro: la educación. Asunto de capital importancia, sin duda, en el que siempre tenemos algo que decir. Sin embargo, no nos ponemos de acuerdo -aquí incluyo a los políticos de turno y a los ciudadanos de a pie- sobre cómo debería ser la educación ideal.
Por supuesto, yo no tengo la respuesta, ni me considero un Panoramix que pueda fabricar "una poción mágica". Lo único que sé es que la educación es un refugio en la adversidad (que me lo digan a mí, siendo Licenciado en Historia). Por eso considero que, bajo mi subjetiva opinión, en la asignatura de Geografía e Historia se debería poner más énfasis en conocer y leer a los filósofos y escritores grecolatinos, sin olvidarnos de los "humanistas" (Erasmo, Moro y Vives) de la Edad Moderna. Porque la sabiduría que desprenden estos textos clásicos nos hacen comprender mejor la sociedad actual -sí, aunque no se lo crea, las personas no hemos cambiado tanto desde entonces-.
Además, para entender de primera mano la Historia Contemporánea, los cuentos del escritor asturiano Leopoldo Alas "Clarín" nos servirían de gran ayuda para explicar el convulso siglo XIX español -"La yernocracia", "Boroña" o "Un jornalero" son mis preferidos-. Aunque las obras de la escritora Emilia Pardo Bazán, "Los pazos de Ulloa" o "La tribuna" no se quedarían atrás...
A nivel internacional, los cuentos de autores rusos como Korolenko -"El sueño de Makar"-, Dostoievski - "El cocodrilo"- y un largo etcétera... pueden darnos una visión más certera de lo que sucedía en otras latitudes europeas. Como ven, en el prisma educativo que manejo -ni mejor ni peor que otros-, es fundamental la lectura de textos y cuentos de fácil comprensión. Pienso que pueden aportar un conocimiento extra al alumno, íntimamente relacionado con los contenidos que se dan en la asignatura. A ver si (pronto) me llega una oportunidad y lo intento poner en práctica.
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