Por una vejez digna
Estamos llegando a la Navidad y yo quisiera escribir una carta de deseos a nuestros políticos nacionales, autonómicos y locales esperando que se cumplan; pero como no son los Reyes Magos, nos conformaremos, de momento, con trasladar estas inquietudes a otros ciudadanos que puedan estar en la misma situación que yo y mi familia.
Todos vamos a llegar a mayores, o eso es lo previsible, y muchos, por desgracia, con unas condiciones físicas mermadas pero con la satisfacción de haber trabajado toda la vida, o haber compartido lo bueno y lo malo de la misma con un cotizante de la Seguridad Social que nos deja amparados con una pensión para sobrellevar esta etapa.
Los familiares los queremos, los arropamos, los cuidamos, pero queremos o tenemos que seguir con nuestra vida, con nuestro trabajo; pero ni ellos quieren ir para una residencia, ni nosotros queremos que se marchen de su casa porque es su vida, su refugio, su fortaleza, su seguridad.
Se decide, pues, contratar a una chica interna, que los cuide, que los ayude en sus necesidades y cuidados básicos, les haga la casa, la comida. Y esta persona mayor tiene una buena pensión pero no lo suficiente como para hacer frente al pago del sueldo de la interna, cuyo salario mínimo ha subido estrepitosamente, en cambio las pensiones un 0,25%, de su Seguridad Social, de los gastos de manutención, de los gastos de la casa (comunidad, calefacción, luz, etcétera), eso contando que no tenga alquiler que pagar.
Como la pensión no llega, se acude a Servicios Sociales del Ayuntamiento correspondiente a solicitar una ayuda para afrontar estos problemas económicos y te dicen que tienes derecho a ayuda a domicilio, dos horas por la mañana y dos horas por la tarde, pero, por supuesto, pagando. Y pienso yo, para qué queremos incrementar más gastos si eso mismo lo hace la chica de servicio doméstico interna que obligatoriamente debemos tener. Y el inri no termina ahí, te dicen que no hay ayuda económica porque sus ingresos sobrepasan los mínimos. Pero ¿qué ingresos? Cualquiera que eche cuentas de los ingresos que se puedan tener en una pensión media, no mínima, menos los gastos ocasionados con lo dicho anteriormente, se ve claramente que no da, porque los gastos están por encima de los ingresos. Por último, te dan la estocada y te dicen: es que la pensión es muy alta y no pertenecéis a una etnia minoritaria, ni sois extranjeros, ni personas en riesgo de exclusión... y se te cae el alma al suelo y te sientes extraño y extranjero en tu propio país.
Siguiendo con mi carta de buenos deseos, apelaría inicialmente a los buenos sentimientos, si es que los tienen, para recordarles que todos debemos tener una vejez digna, y que si empleamos a alguien en nuestra casa no es por lujo, para que nos hagan las cositas, es por obligación, porque estas personas no se valen por sí mismas. En mi caso hablo de una minusvalía del 98%, que no tienen por qué sentirse basura creyendo que vive de la limosna de sus hijos, perdiendo toda su dignidad. Una vez dicho esto, como no creo que el tema buenos sentimientos funcione en los animales políticos, apelo al funcionamiento y aplicación de la ley de Dependencia, o cualquier otra que pueda incluir ayuda o beneficio, sabemos que lo pueden legislar, ayudar a estas personas necesitadas, que son los parias de esta sociedad por cobrar una pensión digna, que en este caso les sirve para poco, ya que las familias con estos problemas nos estamos cansando de ver cómo se dan dentro de los ayuntamientos, consejerías y Gobierno, contratos amañados para cobrar comisiones, puestos ficticios para que cobren los familiares y amigos, y cómo se escapa el dinero a los bolsillos de nuestros dirigentes, mientras nosotros nos quedamos con cara de tontos buscando como poner el huevo, como siempre.
De la eliminación de las barreras arquitectónicas ya ni hablamos porque eso será para otro día, pero sirva de ejemplo de ¿malversación?, ¿estafa? No se como calificarlo, las nuevas obras que se hacen, aún no sabemos con qué motivo, para ayudar a los discapacitados, perdón, a algún bolsillo que se acaba de llenar, porque recomendaría a los técnicos que antes de hacer el proyecto y aprobarlo dieran un paseo en silla de ruedas a ver si es posible acceder.
Como terminan todas las cartas de Navidad, os recordamos que hemos sido muy buenos, pero que el aguante tiene un límite y todo esto, como se suele decir y queda tan bien, dicho desde el respeto.
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