Cataluña y el "seny"
Dentro de unos días los catalanes tendrán ocasión de mostrar ante las urnas la calidad de su “seny”.
A los españoles nos han educado en el convencimiento de que Cataluña está poblada por gentes llenas de “seny”. Quiere ello decir que sus habitantes son ricos en cordura, sensatez, sentido común y racionalidad, que todo esto significa este vocablo catalán. Tal afirmación lleva implícito que el resto de los españoles andamos más escasos de tan buena cualidad, porque siempre que algo se cuantifica surge inevitable, explícita o no, la comparación. Mas los hechos con que una gran parte de catalanes nos vienen agobiando desde hace unas cuantas décadas me han llevado a meditar sobre esa apreciable condición, y en seguida a revisar ciertos aspectos de la historia de Cataluña en el siglo XX.
En 1909, Barcelona y otras ciudades catalanas, con la disculpa de la movilización de los reservistas para su envío a la guerra de Marruecos, fueron víctimas de los graves sucesos de la Semana Trágica, con violentas luchas en el puerto, barricadas en las calles, huelga general, quema de iglesias y de otros edificios. En los años siguientes, la conflictividad de la sociedad catalana fue en aumento, llegando en 1917 a lo que se ha llamado “pistolerismo”, o acción violenta de la patronal con atentados contra los líderes obreros, a los que respondió el movimiento anarquista mediante actos terroristas contra empresarios, clero, políticos y fuerzas del orden. Estos disturbios no cedieron hasta la llegada de la dictadura de Primo de Rivera. Con la venida de la República el 14 de abril de 1931, Francesc Macià, interpretando por su cuenta los deseos y anhelos del pueblo catalán, proclamó la República Catalana como estado integrado en la Federación Ibérica; el conflicto se solucionó reinstaurando la Generalidad. Nuevamente, el 6 de octubre de 1934, el presidente Companys proclamó el Estado Catalán de la República Federal Española, que, al no contar con apoyos fuertes, fue fácilmente suprimida. Pocos años después, durante la Guerra Civil, Cataluña, además de padecer los hechos propios del conflicto bélico, hubo de sufrir enfrentamientos añadidos entre los partidos que apoyaban al Gobierno y organizaciones como la CNT y el POUM.
En los tiempos del franquismo, el comportamiento de los catalanes no tuvo grandes diferencias con respecto al de los otros españoles. Pero una vez concluido e instaurada la democracia, la labor de los gobiernos de Cataluña, a lo largo de las décadas que siguieron, se ha basado en fomentar el catalanismo separatista, muy a menudo ayudados por el incumplimiento de ciertas leyes, la presión sobre los catalanes no “complacientes”, y hasta por la coacción, como es bien sabido. Esta conducta ha dado lugar a la división en dos de la sociedad catalana.
En consecuencia, si entendemos por “seny” una conducta caracterizada por las cualidades señaladas al comienzo, que sin duda se materializan en la consecución de un comportamiento mesurado y benéfico para con ellos mismos, distante de la confrontación y sobre todo de la violencia, los resultados que han traído consigo los hechos históricos que he mencionado están alejados de esas virtudes. Así que no creo que su ración de “seny” sea mayor que la del resto de los españoles; sí, en cambio, la de “rauxa”, cualidad que nosotros llamamos arrebato, ardor, furia.
Veremos de lo que son capaces el próximo día 21.
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