Tortilla española

Mientras los líderes de los partidos continúan su particular lucha por alcanzar el 21-D el poder, desde el olimpo de los dioses y alejados de los problemas de los ciudadanos, sin preocuparles que les vuelvan a llamar lo que son: 'casta', un centenar de asistentes a la manifestación independentista de este jueves en Bruselas, se ponen hasta las trancas de tortilla española, embutido de Madrid, cerveza y sidra, en la tienda de productos típicos españoles llamada 'Sabores de España', un negocio regentado por un asturiano que lleva más de medio siglo en la capital belga, en el que, al parecer, no hay derecho de admisión. ¿Se ha regenerado, o por fin ha visto la luz, en la exquisita y variada gastronomía española, la burguesía secesionista catalana? O ¿será, por el contrario, una metáfora de que a su regreso su pretensión es comernos a todos vivos? Qué crudo lo veo. Debemos ponernos a salvo, los españoles, ante un posible ataque secesionista caníbal.

El Gobierno debe intervenir destituyendo a Ana Santos del cargo de directora de la Biblioteca Nacional de España. Cuándo acabaremos, de una santa vez, con los cargos de libre designación. La directora bibliotecaria, que en su día, también fue escogida a dedo para ostentar el cargo que ocupa, tuvo total libertad a la hora de elegir (a dedo) a Agnès Ponsatí Obiols, hermana de una exconsellera de Enseñanza, huida junto a Puigdemont en Bélgica, como directiva de la institución. En este país sobran puertas giratorias y también dedos. Nadie está dispuesto a mover uno, por si se lo pilla al ir a cerrar la puerta. Únicamente alzan el dedo pulgar de su mano derecha, como signo de manifiesta aprobación, al paso de sus más íntimos amigos. Pase raudo, usted, que le tengo un puestecito reservado.

Nunca he creído mucho en los títulos académicos, de hecho, una de las personas más inteligentes la conocí cumpliendo el servicio militar. Trabajaba con un camión, transportando madera, era un Robin Hood de los bosques. Templado, amplitud de miras, y con esa aptitud innata para encontrar siempre el atajo, el camino más corto que resuelve los problemas. Conversábamos muchas noches, los dos, sentados en la litera, cuando no nos tocaba o nos habíamos librado de la imaginaria. Sin embargo he conocido a personas con dos carreras incapaces de enlazar dos ideas seguidas. Eran listas, sí, lo reconozco, retenían a la primera la lección del profe en clase, pero poco más había que rascar. Encefalograma plano. Me acordé de esto, el otro día, escuchando a un catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla: "El 155 ha desatado el nacionalismo español y lo han sacado a pasear por toda España". ¿Quién ha desatado el qué, calamidad?

El dominio del amor, que es ese espacio cerrado de la pareja, cuyos movimientos no podemos prever, porque el amor, cuando es loco, no obedece a la razón, es el estado en el que se encuentra en estos delicados momentos el expresident Puigdemont. Josep Maria Matamala no se separa de su lado. Jami, como le conocen sus allegados, es empresario, miembro fundador de la extinta CDC en Girona y amigo íntimo del expresidente de la Generalitat. Lo dejó todo para estar con Puigdemont en lo que consideran un exilio. Matamala (del núcleo duro de Puigdemont) es la sombra del líder independentista, coordina en Bélgica los movimientos de su amigo, unos metros por delante, supervisando lo que sucede a su alrededor, siempre alerta pero fuera del escenario. No le faltan apoyos fuera al expresident catalán y los exconsejeros huidos: rueda de prensa en el hotel President Park de Bruselas, de la cadena Husa -propiedad de la familia Gaspart-. Puigdemont estuvo en todo momento escoltado por Matamala y por agentes de los Mossos de Esquadra que oficialmente están de vacaciones para estar en Bélgica con el expresidente.

En Cataluña hay problemas más importantes que resolver que la chaladura territorial de Carles Puigdemont 'el conquistador', el cual se encuentra en paradero conocido, porque es un prófugo de la Justicia que está en busca y captura muy conocido. Aumentan los índices de criminalidad contra nuestros mayores. Según Albert Oliva, portavoz de los Mossos d'Esquadra, los mayores sufren casi el 10% del total de delitos que se denuncian anualmente. ¿Acaso no fue suficiente el atraco a mano desarmada de nuestros gobernantes, desalmados ladrones de guante blanco, sobre sus menguadas pensiones, para que también los cacos callejeros se ceben con nuestros abuelos, con los más vulnerables de la sociedad? Solo están buscando que se les permita, si es posible y no es mucho pedir, un poco de paz y tranquilidad, algo de sosiego, pero es imposible, porque la lucha sigue.