Navegar en el asfalto
En el mundo traidor nada hay verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira, pero mirar mientras vas conduciendo la pantalla del teléfono móvil se puede convertir en la última verdad tanto para ti como para el resto de conductores. Consultar el móvil mientras se conduce es la primera causa de accidentes de tráfico para los conductores españoles. Se veía venir a la corta, con las de cruce, sin necesidad de dar a las deslumbrantes luces largas, y sin ser un lumbreras, que el celular iba a ser un serio peligro en la carretera. ¿Cómo se va a arreglar la Guardia Civil de Tráfico para medir nuestro grado de dependencia hacia el artilugio? Ni el alcoholímetro ni el etilómetro, que son utilizados para medir grados más chispeantes y burbujeantes, sirven. Emplearlo mal puede hasta llegar a ser letal: el móvil ya es la principal arma de acoso escolar, con mil víctimas en Asturias.
Desde el interior del autobús el guía del viaje nos explicaba las peculiaridades, la deferencia de los conductores para con los peatones. Indistintamente de que cruzaran un paso de cebra o no, simplemente por encontrarse en la calzada el automóvil paraba porque allí, en Mónaco y Montecarlo, siempre tiene preferencia de paso el peatón, ya se encuentre en la acera, en la calzada (con o sin paso de peatones o paso de cebra) o subido a lo alto de una farola. Haya semáforo o no, la preferencia de paso siempre es de los peatones. ¿Curioso, verdad? O no tanto, si consideramos que es tan sólo cuestión de tener un poco de educación. Frente a un automóvil el peatón se halla en inferioridad de condiciones, es más lento y vulnerable que el coche, más indefenso y lento en las reacciones, por ello, tenga razón o no, el conductor debe siempre frenar. Tampoco nos debemos olvidar que está en juego la vida de una persona. Me viene esto a la cabeza a raíz de la noticia que publica este periódico: “Agrede y atropella dos veces en El Llano al peatón que le recriminó sus acelerones”.
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