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MAREANTES DE CUDILLERO

26 de Diciembre del 2017 - ANTONIO PARRA (cudillero)

Fui un raquero de palabras en la mar de Cudillero. Siempre iba al merodeo por los grandes diccionarios. Siento fascinación por la lexicografía en especial por el lenguaje de la mar. En una vida pasada creo haber navegado como grumete de un galeón para endespués reencarné en periodista gacetillero para más señas.

Con viento de bolina navego y me ciño a la banda, hago lo que puedo. Barloventeo y saludo en el cafetín de arriba, más allá Villademar, gasolinera del Manto Santana a los marineros que regresan de la costera a la pota y el calamar a Terranova y a Gran Sol del bonito.

Aquello es el infierno, me dice uno de los embarcados que trabajó de ranchero en una dotación bacaladera de veinticinco de tripulación y acaba de entrar a puerto. Bien lo sabían los galeones de la Invencible pero estos marineros de altura, modestos, humildes unas veces taciturnos y en tierra dicharacheros saben sufrir; hombres del común, son los héroes de una sociedad que poco quiere saber de ellos.

Constituyen esa Asturias silenciosa que rara vez escribe en los periódicos pero que a lo largo de la historia cuadró en nuestros anales gestas gloriosas. Por acá se sigue recordando la galerna de 1963 causante de miles de muertos en el litoral cántabro.

Utilizan una jerga fascinante que se está perdiendo por desgracia. Pero ellos serán siempre ellos

Amura vela, compañero.

Trinca amarra; ¡cuidado con ese golpe de codaste. Larga el ancla por el escobén!

Habrá que virar por avante pues hoy no hay mar bella.

Rolan los vientos a derecha y la marejadilla se torna mar alzada. Se recrudece el temporal.

En un zoncho del camarote guardo una imagen de la Virgen del Carmen. Todos abordo nos encomendamos a Ella. Xuanin de Lloba, gracias a Dios, me larga una estacha y vamos pa dentro.

El carel de un esquife nos brinda recibimiento a bordo en una atropada y el hecho parece milagroso. Por hoy salvamos.

Una cuantas estropadas y a fuerza de remo estaremos a puerto.

Se nos arricen hasta los mitones pero hay que ir al remo. Hiela y estamos a bajo cero.

El nordeste recio tumbó el bauprés y navegamos a garate o a merced del viento. Esto es County Cork Mar de Irlanda, el mar al que temían los romanos.

Un lemán (práctico de puerto) irlandés misericordioso y jovial se acercó a nosotros en una pinaza de salvamento. Algo de café que trae en un termo nos das para calentar el cuerpo y con dos botellas de Guiness además. El practico conoce a cierra ojos los bajíos del temible arrecife donde tantos buques naufragaron, pero nosotros -cia y boga- fondeamos sin novedad doblando por una punta del acantilado abismal. Ochenta brazas de profundidad.

Mar arbolada en Finisterre. Albricias y bendita sea la Virgen Nuestra Señora del Carmen con su madre la Santa Anina de Montarés que nos protege.

Si no hubiera sido por el galernazo (¡Sálvanos, Señor, que perecemos!) ésta hubiera sido una de las mejores costeras. Mucho cardume atropamos. A proa y a popa saludábamos a los peces en reciella de bancos nutridos.

Endespués, se declaró mal tiempo y la lancha hubo de orzar en ceñida a babor y a punto anduvimos de ir a pique y si no hubiera sido por la misericordia del Salvador- adiós pixuetos- quedamos para el arrastre. A nosotros nos llaman pixuetos para diferenciarnos de los de Suances y Laredo que son conocidos por las olas cantabras como pejines. Pixuetos y pejines primos hermanos cantarines.

El mismo nombre de parrocha con sus variantes dialectales de uno y otro bable.

Todo debe de venir de pez. De piscis; y el pez es un signo eucarístico.

Pero hay que ceñir el viento y navegar contra marea, Villeguillo. Eres, ya lo sé, de mar adentro pero tienes alma marinera.

Soy - le digo-raquero de desdichas, patrón. Estoy hasta la cofa de sufrir tanto infortunio

Arriba esa driza y no murmures, Villeguillo, que la mar todo lo quita y todo lo da.

Avanti toa

Es una verdadera gracia de Dios hablar con estos lobos de mar que vienen y van a la altura casi al pie del monte de Santana. Hablan una lenguaje más sugerente, aunque dicaz, más fluido sugerente que el de esos carpantas de la tele que se repiten más que el ajo. Asturias fizo los omes...

Me acaban de contar la historia de un naufragio en Gran Sol. Y como me lo contaron yo os lo cuento. Quien no sepa rezar entre a la mar. Por eso en Cudillero somos tan creyentes

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