Nos pasamos de frenada
Estamos llegando a un punto sin retorno, donde las casigalinas y prejuicios se apoderan del ambiente. Todo queda relegado a los impulsos pueriles de colectivos (Feministas, ecologistas, animalistas, independentistas, etc.) que harán de la vida diaria un problema para todos, porque tenemos políticos nefastos que se dejan embaucar sin más consideración que dejarse llevar en caliente por los sucesos que preocupan a todos al no verles soluciones inmediatas.
Al igual que nadie se puede apoderar del gusto del buen yantar, de la vista de un hermoso paisaje, o del olor de las flores... tampoco nadie puede apropiarse y autodefinirse defensores de causas generales que a todos nos competen y compromete.
No importa el motivo, si es por intereses o compromisos personales, tampoco si fue un despertar donde alguien les ilumina para erigirse en salvadores de ocurrencias con soluciones mágicas. Ustedes, está muy bien que despierten el interés de todos por las buenas causas, pero no debemos autorizarles para tener la patente del maltrato, del pacifismo, de la mujer, de los animales o cosas; ya que a problemas desesperados, la peor solución es aplicarles medidas desesperadas.
Podemos aplicarlo a los animalistas, preguntarles que hubiera pasado si Marcelino el entrenador del Valencia y su familia les hubiera ocurrido la desgracia más acorde al accidente que han padecido contra un Jabalí circulando por la autopista cuando venían para Asturias a celebrar las Navidades ¿ustedes hubieran corrido con todas las responsabilidades civiles y penales? Eso sin contar con las pérdidas humanas que ya no tendrían compensación alguna. Si un conductor provoca un accidente pagará por ello. Ustedes que defienden la proliferación de manadas y piaras de bestias salvajes ¿Qué están dispuestos a asumir? Creo que el mundo camina de la mano del puritanismo más elemental y perjudicial.
Que decir de las voces que piden poco menos que los hombres sean considerados maltratadores en potencia llevadas por situaciones que a todos (hombres y mujeres) nos escandalizan y preocupan. A este respecto solo decir que quien acose, provoque, intimide, maltrate o agreda tendrá que pagar por ello con toda la contundencia que la Ley establezca. Pero, la Ley jamás puede tener consideraciones discriminatorias por razón de sexo, redactarse en caliente, menos por las víctimas que siempre tendrán nuestro apoyo en todo, pero no pueden ser ellas las que marquen las penas, ya que se dejarán influenciar por la alarma y el dolor del momento; para eso elegimos a nuestros representantes, para que actúen con responsabilidad, ponderación e independencia.
Puedo ser hombre, agricultor o ganadero, pero eso no indica así a primeras, que sea un violento maltratador en el futuro, o uno que odia a los animales. Es más, la bondad y el pacifismo no es patrimonio de ningún sexo, tampoco el amor a los animales tiene patente de corso en ningún colectivo. Los vecinos de los pueblos son quienes más aman a los animales, nacieron, se criaron y conviven con casi toda la variedad de fauna salvaje y animales domésticos, para ahora cuatro iluminados desde su ático de la calle principal de la capital querer gestionar y perjudicar a muchas familias que ven cómo su actividad y tranquilidad se ve alterada por la masificación de animales salvajes que ponen en riesgo la vida de sus hijos y el futuro de su medio de supervivencia.
Ningún gobierno debiera aprobar leyes y normativas que discriminen y perjudiquen a una parte a costa de dar soluciones mágicas a problemas complejos.
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