Entrenador vocacional
Ante la imposibilidad de acudir personalmente al merecido homenaje que se le tributó estos días en Luanco al entrenador de baloncesto Emilio García, quiero contribuir a dicho homenaje mediante estas letras en nombre de dos de mis hijas, Marta y Gabriela, a las cuales entrenó en su momento, dejando en ellas un gran recuerdo como excelente persona, independientemente de los logros deportivos, que también los hubo.
Emilio es el genuino representante del entrenador vocacional, en este caso de baloncesto, aunque podría haberlo hecho igual de bien en cualquier otra disciplina deportiva pues tiene la principal virtud que se necesita para serlo: una gran afición y entrega al deporte al que se dedica.
Ellas residen lejos del lugar del homenaje y es por lo que en su nombre, en el de mi mujer y en el mío propio, queremos contribuir modestamente al homenaje que se le dedicó estos días, mediante esta carta abierta, en señal de agradecimiento y reconocimiento a su gran labor como entrenador y educador de jóvenes. Emilio, gracias y un abrazo fuerte en nombre de mi familia.
Alfonso Uruñuela de la Rica, Avilés
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