No bajar la guardia en el Oviedo
El Real Oviedo ha acabado el año en puestos de playoff. En este momento, ocupa el tercer puesto, a tan solo un punto del segundo equipo clasificado, el Cádiz. Esta posición no necesariamente debe ser así al final de temporada. La proximidad de puntos entre los equipos y la similar circunstancia del anterior campeonato de Liga con la presente hacen suponer que las posiciones variarán durante la actual temporada. En una competición de equipos similares en rendimiento, es previsible que el Real Oviedo, a la más mínima pérdida de concentración en sus componentes, descienda posiciones. De darse una pérdida de intensidad en esfuerzo y disposición de ánimo, recuperar la posición perdida es tarea ardua que, no cabe duda, los rivales más directos contribuirán a que así sea. Si se diera tan fatal circunstancia, sumergiría al oviedismo en la más profunda frustración. Abocado el equipo, una vez más, al proyecto truncado, por incompetencia, o irresponsabilidad, o ambas circunstancias en quienes se ha confiado la realización de un sueño tanto tiempo alimentado, no otro estado de ánimo arraigaría en los oviedistas que el desánimo por fraude y desconfianza en sus protagonistas.
Al hilo de lo dicho, la clasificación presente guarda cierta similitud con la temporada pasada. La actual presenta a los siete primeros equipos alejados mínimamente del octavo, el Osasuna, pendiente de jugar el partido aplazado. Si esto es así en la parte alta de la clasificación, algo similar presenta ésta en su extremo inferior, el del descenso. Al considerar -por así decir- "la altura futbolística" de los contendientes y la trayectoria de los mismos, sería de iluso pensar que los equipos en posición de ascenso directo, en el tramo final de la competición, den por bueno y suficiente el esfuerzo realizado y, por ello, bajen la intensidad. Pensar en esta circunstancia favorable para que el Oviedo se aproxime a la cabeza de lista, es cuando menos engañarse: la circunstancia del Levante pertenece a la temporada anterior; la del Huesca es del presente; lo pasado, hecho está y el final de la presente Liga está por hacer por hombres -con sus aciertos y errores- y nunca por un plan preconcebido. Si ilusorio es pensar en la repetición de circunstancias, de quimera delirante es esperar que el Huesca, movido por la gratitud con el actual entrenador del Oviedo, cuando se enfrenten ambos equipos al final de temporada, baje la intensidad de su juego, para así favorecer las aspiraciones del equipo asturiano.
Elías Loza González, La Caridad (El Franco)
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