Nuestra queridísima Reyes
Tú mejor que nadie, lo sabías.
Tú que desbordabas intuición e inteligencia, lo sabías.
Llevaste todo este último periodo con gran entereza, con gran naturalidad, animando incluso a todos, para que nada se parase y siempre deseando lo mejor para los demás...
Naciste con un espíritu emprendedor, tenías una gran lucidez, muchas ganas de hacer cosas, siempre pensando en positivo y hacia delante. Como también decías, no queda otra....
Llegaste a Tapia hace bastantes años, formaste una gran familia, en la cual eras el principal valedor, su pilar fundamental, pues todo lo organizabas, todo lo controlabas, tanto en el lo profesional, como en la casa, siempre llena de ideas y con ganas de disfrutar de los tuyos en el poco tiempo libre que te quedaba.
Supiste aunar a muchas personas, tenías un gran espíritu conciliador, conseguiste realizar muchos proyectos, te supiste rodear de buenos amigos e hiciste que los amigos de tus amigos también fueran tus amigos; al igual que los tuyos lo fueran de los demás.
Ahora aquí quedamos nosotros, con un fuerte desgarro, con una profunda tristeza, con un enorme vacío. Como dice la canción de un gran canta-autor argentino: "cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar, la llegada de otro amigo". Pero eso sí, te aseguro que tus andaduras nos servirán de guía, de referente y nos ayudaran para iluminar el camino que nos quede por recorrer. Permanecerán siempre en nuestra memoria e intentaremos continuar en la misma línea y por la misma senda, pues seguro, serían tus deseos para todos.
También a tu familia y tu casa la hiciste como nuestra, de todos. Siempre estaba llena. Cuantísimos viajes y con tantas personas que traíais a Tapia. Todos se sentían incluidos en esa gran familia. Cualquier pretexto servía de excusa para juntarse. No nos podíamos encontrar mejor. "¿Venís a comer?, donde comen diez, comen doce; una sartenadina más de patatas y ya está".
Reyes, hoy es un día especialmente triste y duro para tu familia y para todos nosotros, pues además de tú onomástica, sería tu cumpleaños; cuando aún venimos de despedirte. La precipitación de los acontecimientos nos dejó a todos muy consternados, muy descolocados y aún no somos conscientes del todo, de lo mucho que te vamos a echar de menos. No nos permite pensar con suficiente claridad ni que las ideas fluyan con normalidad, pero de lo que si estamos seguros es de que tu recuerdo permanecerá imborrable en nuestra memoria y seguirá anclado para siempre en nuestros corazones.
Muchas gracias por todo, por vuestra franca amistad y como siempre, desde donde estés, sigas velando por esa gran familia y por todos nosotros.
Luis Carlos Méndez Fernández, Tapia de Casariego
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