Cronistas oficiales
Siempre he admirado la labor que desempeñan los cronistas oficiales, una labor desinteresada, de amor a su tierra, a sus orígenes, a su historia y a sus tradiciones. Sin embargo, me surgen algunas dudas sobre el desempeño de esas funciones, funciones que son puramente voluntarias, no existiendo ningún contrato escrito entre el cronista y quienes lo han elegido; las corporaciones locales de cada municipio, sobre cuales han de ser sus obligaciones en el desempeño de su cargo como cronista. Hay algo que si me llama poderosamente la atención sobre algunos cronistas oficiales de Asturias, me estoy refiriendo a su residencia. Lo más habitual sería que el cronista de un concejo resida en él, viva el día a día con sus convecinos, se empape diariamente del palpitar de su tierra de nacimiento; sin embargo, esto no es siempre así. Me ocuparé sólo de dos casos concretos que conozco; me refiero a los cronistas oficiales de Pravia y Salas, Pepe Monteserín, cronista de la villa de los seis cuervos, pero con residencia en Oviedo; y su compañero en idénticas funciones en el concejo de Salas, José de Arango, que tampoco vive en el concejo salense.
Seguro que la mayoría de ustedes argumentara que eso no es trascendental, que no tiene la más mínima importancia, quizás tengan razón; pero se imaginan ustedes, por ejemplo, que la cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruíz Tielve, en vez de residir en la capital del Principado, viviese en Pravia, ¿sería igual? Les propongo un ejemplo mucho más claro: ¿creen ustedes que el cronista oficial de Cudillero, Juan Luis Álvarez del Busto, quien asimismo preside la Asociación de Cronistas oficiales de toda Asturias, en vez de vivir en Cudillero, residiera en Tineo? ¿Piensan ustedes que Álvarez del Busto habría podido desarrollar su importante labor divulgativa, social y hasta económica, en favor de su concejo natal viviendo en el concejo tinetense? Qué quieren que les diga, a mí me resulta chocante algunas cosas de esos cronistas oficiales que, viviendo fuera de su concejo natal, sólo se acercan hasta el para presidir algún que otro acto, o para asomarse al balcón consistorial una vez al año para decir aquello de: "doy por inauguradas las fiestas de la villa". Algo habría que cambiar en el reglamento que elige a estas personas, y una de las condiciones fundamentales debería ser que quien fuese a ser elegido cronista oficial de su concejo, tendría que residir forzosamente en él.
Manuel Díaz Estrada, Forcinas (Pravia)
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