Río Aller
Recientemente ha publicado LA NUEVA ESPAÑA un reportaje sobre el pueblín allerano de Río Aller firmado por Ana Paz Paredes, ilustrado con cuatro fotografías y un itinerario de la ruta a esta aldea desde Collanzo. Interesante reportaje que este periódico, tan preocupado siempre por el medio rural asturiano, sus pueblos y sus gentes, dio en su última página de una manera muy destacada. Nuestra gratitud por ello. El reportaje en cuestión, con una gran descriptiva del lugar, sus rutas y andaduras (entre otras, a Vegarada y el paso de las Foces del Río Aller a las del Pino, que es impresionante), es estupendo y de agradecer por nuestra parte. Creo que hasta hoy no se había escrito y publicado nada tan complejo y divulgativo sobre este pueblín allerano de Río Aller, situado en lo más lejano y recóndito en el medio rural de nuestro concejo. Esa lejanía ha hecho que Río Aller en tiempos pasados fuera olvidado, marginado y apenas conocido. Hoy no, pero hemos de reconocer que se habla muy poco y se escribe y se publica menos de este bello y pintoresco pueblín, que en aquellos tiempos pasados que uno recuerda era algo así como Las Hurdes alleranas. Por eso, este reportaje de LA NUEVA ESPAÑA, ¡la carretera es bella”, saca a Río Aller de su rincón y de su silencio, y que el visitante y turista sepan que más allá de Casomera, al otro lado de sus Foces, está Río Aller. Y esto hay que empezar por indicarlo o señalizarlo en Collanzo.
Pues bien, este importante reportaje de LA NUEVA ESPAÑA sobre Río Aller nos hizo recordar cómo y cuándo conocimos este pueblín allerano, después de recorrer el puerto de Piedrafita y ascender a sus cumbres, accediendo al mismo por la zona de León, Los Pontedos y Cármenes, en donde pasábamos el verano. Corría el año de 1941, cuando en el centro de Europa aliados y alemanes llevaban ya dos años de destrucción y muerte. Después de tanta brega montañera, la bajada hacia Casomera y la tierrina era una gozada y un descanso. Después de Casomera resultaba obligado conocer sus Foces, que me impresionaron y admiré. Otro tanto me vino a ocurrir con el pueblín que había más allá, medio oculto por la alta vegetación. Era Río Aller, con unas gentes amables y acogedoras, hospitalarias, de las que recordamos ahora a un afable hombretón llamado José García, ameno y buen comunicador, que nos contó interesantes hechos e historias del lugar, que recordaremos de una manera muy resumida. Por ejemplo, que en las Foces se detuvo a los moros “a morrillanazu limpiu, y lluego a los franchutes, que en estas Foces fueron derrotaos, y los que quedaron perdieron el culo Casomera abaxo”.
Este gran paisano que era José, con más de 80 años muy bien llevados, nos contó también que el caudillo carlista don José Faes (su apellido era Díaz-Faes, pero era conocido vulgarmente como Pepe Faes o José Faes, y se hizo famoso y querido por las gentes en la guerra carlista, con su guerrilla de caballería con la que trajo en jaque a las fuerzas isabelinas) tenía en Río Aller su mejor refugio, cobertura y ayuda. Imaginación aparte, esto que nos contó José García era rigurosamente cierto, como sabía la familia del guerrillero Faes, que era primo carnal de mi abuela materna, Teresa Díaz-Faes (este apellido es de origen allerano, de Piñeres, de donde era mi bisabuelo Manuel Díaz-Faes), y uno que es familiar más directo y último del caudillo carlista es el que tiene y conserva su sable.
Entre las muchas incursiones que llevó a cabo Faes con su guerrilla cabe destacar la de Mieres, el 7 de julio de 1874, que ocupó durante un día, y cuando efectuaba la retirada con sus hombres fue asesinado por unos “cipayos” (soldaos mercenarios extranjeros, reclutados por el Gobierno liberal con carta blanca para no dar cuartel a los carlistas, y que fueron pródigos en matar y saquear). Así cantó el coplero la muerte de Faes:
SUMARIO: Historias de un bello pueblín asturiano
El artículo va con una foto
“Asesinaron a don José Faes, / tan querido en Aller y Lena, / ya pueden los liberales / cantar victoria a su reina. / Mataron al nuestro Faes, / ¡Ay, madre mía, qué pena!”.
Río Aller tiene también su historia, su encanto, tipismo y muy buena xente, la propia de nuestro paradisiaco medio rural. Que lo sepan todos, autóctonos y foráneos, sobre todo estos últimos tan ávidos de la belleza rural y aldeana de Aller. Pues bien, que sepan que allí la tienen también, después de Casomera y al otro lado, de unas foces impresionantes. Y es que el medio rural asturiano, con sus aldeas, pueblinos y buena xente, es todo él grandioso e impresionante.
Ricardo Luis Arias
Aller
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