Libertad de expresión
No suele uno recibir muchas felicitaciones, tampoco las esperamos, sobre nuestros escritos en este diario, habitualmente en la sección de “Cartas al Director”. Sin embargo, hace apenas cuatro días, recibí la llamada telefónica de un veterano socialista praviano: mi entrañable amigo desde hace más de cincuenta años José Antonio Rodríguez Patallo. Me llamaba para felicitarme por mi último artículo sobre la ética socialista, publicado el pasado domingo día 7. Rodríguez Patallo, lector de este periódico desde que era un guaje, hoy tiene 87 años, me recordaba cómo nos habíamos conocido, a través, precisamente, de LA NUEVA ESPAÑA, allá por la década de los años ochenta, cuando yo iniciaba mi andadura como corresponsal de este diario en el concejo de Salas. Por aquellos años los vecinos de Quinzanas, pueblo natal de mi amigo, sostenían una fuerte polémica con la Consejería de Agricultura debido a la concentración parcelaria en la localidad, ya que la adjudicación de las nuevas parcelas no satisfacía a más de la mitad de los propietarios; Patallo, que en aquellos años era un militante socialista muy activo en la agrupación de Pravia, tuvo la idea de recurrir a la prensa y echar mano también del apoyo que le brindaba el PSOE. De esta forma, un buen día, estando un servidor ordeñando las vacas, recibí la visita de mi buen amigo acompañado de otros tres vecinos de Quinzanas: “Manolín, venimos a ver si nos puedes echar una mano con el periódico para intentar frenar la cacicada que nos quieren hacer tragar con la concentración parcelaria”, me explicaba José Antonio; lógicamente, yo les conteste que lo comunicaría a mis jefes. El resultado fue que, a los ocho días, Patallo y los vecinos descontentos invitaban a Honorio Díaz, senador socialista y fundador del sindicato UCA, y la noticia, con grandes titulares, ocupó casi una pagina de LA NUEVA ESPAÑA. Aún recuerdo el titular: "Los vecinos de Quinzanas rechazan la concentración parcelaria". El artículo se ilustraba con una foto de Honorio Díaz acompañado de buena parte de los vecinos; ni que decir tiene que aquella noticia sirvió para que el proyecto inicial se desestimase y se redactara otro nuevo con el consenso de todos los vecinos.
Por todo lo que termino de contarles, para Patallo LA NUEVA ESPAÑA ha sido siempre su compañera diaria para mantenerse informado. De lo único que se lamentaba el otro día cuando me llamó es de que “el PSOE de hoy ya no se parezca en casi nada al de aquellos años, en que el partido estaba vivo, próximo a la gente, que luchábamos con ilusión por unos ideales, que por desgracia hoy ya ni siquiera casi ni existen, absorbidos por las ansias de poder y por puros intereses económicos”. Pero no todo es malo en estos tiempos, según mi amigo: “Lo único que conservamos y en lo que hemos progresado es en la libertad de expresión, me alegra comprobar cómo este periódico se mantiene fiel a ese principio fundamental en una sociedad democrática como la nuestra”.
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