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¿Rodarán cabezas?

25 de Enero del 2018 - LUIS ÁNGEL GIL URBÓN (GIJON)

Mariano Rajoy es en el argot pugilístico lo más parecido a un encajador, que confía en meter una mano decisiva, a la contra y en el último asalto, unos instantes antes de que suene la campana ¿Y si no das el golpe de gracia a tiempo y tu rival te envía por la vía del cloroformo a la habitación del sueño? Rajoy advierte a Puigdemont: se mantendrá el 155 si es investido desde Bruselas. A lo que el expresident Puigdemont, que no es real porque se ha convertido en un prófugo escurridizo y virtual, o sea en un candidato la mar de mediático, excluye la investidura presencial ya que prefiere la vía telemática. Mientras, el bufón Rufián, el payaso del circo que no se ha percatado que no se puede ser por mucho tiempo fiel a sí mismo (siempre en el papel de payaso, cansa), asegura que en España "sale más barato robar que votar" (contrastando la sentencia por el caso Palau de la Música con el encarcelamiento de los independentistas), y enloquece Twitter. Llevo bastantes días (pura terapia) con el televisor apagado a la hora del telediario.

Aunque en apariencia nos pueda parecer que no, pues sí, nuestros políticos reflexionan. No en las cosas que nos conciernen a los ciudadanos que con nuestros votos pusimos en el candelero, para que nos sacaran las castañas del fuego, sino en sus cosas, ya que van a lo suyo. La mitad del electorado del PP deja de creer en el partido. Casi dos millones de antiguos votantes apoyarían ahora a Ciudadanos. La junta directiva nacional, el máximo órgano del partido entre congresos, cree que son necesarios cambios en el Gobierno, de forma que haya más política que gestión, pero don Mariano, que es el gestor y el que tiene la última palabra, la solución la quiere encontrar en más presencia en los medios de comunicación ¿Rodarán cabezas ministeriales? Mientras, don Pablo Iglesias, que sí ha estado presente en los medios (a diferencia del PP) hace examen de conciencia y entona el mea culpa ante el descalabro electoral catalán de su formación. Rajoy, no.

Creíamos hasta el momento que "Puigdi", que así es como ha bautizado cariñosamente la prensa catalana a Puigdemont, era, como Gary Cooper, un hombre solo ante el peligro. No es así. Detrás de cada gran hombre siempre hay un beso de tornillo en el hemiciclo del Parlament, estampado a quien acaba de ser elegido presidente de la Generalitat. Marcela Topor, la cariñosa esposa de Puigdemont, pende de la cuerda floja, por el montaje mediático que lleva por nombre "Hermes Comunicacions": el grupo propiedad del diario "El Punt Avui", de su canal de televisión, y de la revista en habla inglesa que el fugado president pergeñó en 2004 a medida de su esposa (directora) y sus afanes propagandísticos, "Catalonia Today". Es decir el sustento de ella, hecho posible (nóminas, dietas y prebendas aparte) gracias al montante de 12,3 millones de euros públicos recibidos entre 2008 y 2014, más 2,53 millones de los mismos en el último ejercicio contabilizado (2016), en virtud de subvenciones y publicidad institucional, según consta en los registros del Boletín Oficial de la Generalitat.

Quién nos iba a decir hace solo unos meses que el mejor apoyo que iba a recibir el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, iba a venir de la mano del independentismo. C's, que era un partido en un principio antipático, y condenado a desaparecer, sería hoy el partido más votado en unas elecciones generales. Según los datos de la encuesta de Metroscopia, que solo sirven para medir un estado de ánimo coyuntural, ya que no se divisan negros nubarrones de elecciones en el horizonte, el partido de Albert Rivera aventajaría en 4 puntos al PP; en 2, a la rosa marchita, que siempre gira en la dirección que soplen los vientos, de Pedro Sánchez; y en 12 puntos a los iluminados de sala de estudios y pupitre de universidad, con calefacción en invierno y aire acondicionado en verano, la ilusa formación morada Podemos. Quién nos lo iba a decir. Un fuerte abrazo al independentismo catalán. ¡Smuac!

De las tres hijas de Elena: Aznar, Zapatero y Rajoy, que ninguna era buena, ¿quién creen ustedes que es peor? En el año 2000, momento de excedente presupuestario, el Gobierno de José María Aznar creó la llamada 'hucha de las pensiones', un fondo de seguridad en previsión de tiempos peores. Para prevenir malos usos en el futuro, el Gobierno fijó en un 3% el límite del que se podría disponer en caso de necesidad. En 2012, el fondo de reserva llegó a su máximo, con 65.000 millones de euros. Ese año, el mismo en el que Luis de Guindos anunciaba el rescate bancario por una suma equivalente, el presidente Mariano Rajoy suspendía ese límite y decretaba que el Gobierno podría disponer en adelante de este fondo, sin más trámite que una notificación previa al Congreso. A partir de entonces, el Gobierno del PP ha retirado una media de 13.500 millones de euros cada año. En diciembre de 2017 apenas quedaban 8.000 millones, lo justo para pagar una mensualidad más. Gracias a las reformas de las pensiones realizadas por Zapatero y Rajoy en 2011 y 2013, los pensionistas han perdido 1.200 millones de euros solo en 2017, una media de 200 euros por cada uno de ellos. Y no les mareo más con cifras, que lo mío son las letras, aunque no gocen de buena fama ya que dicen, las malas lenguas, que la letra con sangre entra. José María Aznar, que no fue precisamente lo que se dice un presidente carismático ni simpático, sobre todo cuando se ríe, ya que algunos comparan el sonido de su risa al de una hiena, creó la hucha de las pensiones. Pero el títere Zapatero, junto a Mariano Rajoy, que te la mete fácilmente doblada, porque librarse del agua mansa, es sumamente difícil, metieron su ávida mano en la masa. Y colorín colorado...

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