Ruegos al sistema educativo

22 de enero de 2018, ¡madre mía, 2018 ya!

Hace años cuando veía las películas de “Regreso al futuro”, me parecía que el milenio 2000 estaba tan lejano que nunca llegaría a verlo, pero ¡qué va!, ya hemos pasado 18 años de ese año y aquí seguimos...

En todos estos años hemos vivido multitud de cambios en nuestras vidas: moda, decoración, tecnología, alimentación, vida diaria... Todos, o la mayoría de cambios, han ido a mejor (o eso me parece a mí), bueno, todos menos uno que a mi parecer tendría que haber evolucionado un poco o bastante más.

¿Sabéis de cuál hablo? No, no son los coches, tampoco los peinados... es el sistema educativo.

Creo que, a pesar de que muchos colegios intentan modernizarse con “avances tecnológicos, trabajo cooperativo, por proyectos...”, a la larga sigue siendo el mismo sistema educativo y obsoleto de hace 40 años, porque ¿acaso el método de evaluación ha cambiado?, yo pienso que no. Siguen valorando más la capacidad memorística de los alumnos capaces de vomitar todos los datos que han podido meter a presión en su cerebro que la capacidad de investigar, cuestionar, crear, incluso la capacidad de rebatir al docente algo que el alumno está seguro de que no es como el maestro dice; en definitiva, la capacidad de aprender.

Es triste ver cómo lo que debiera ser donde los mejores profesionales educadores llenaran las aulas de aprendizaje, sólo se llenan de lecciones, currículo, exámenes y valoraciones (todas o la mayoría únicamente valoradas por escrito en el típico cuestionario de toda la vida), y que, aunque los docentes siempre nos digan a las familias que “los exámenes sólo son una prueba más, nosotros valoramos todo”, la realidad no es ésa. La realidad es que si un alumno saca en el examen escrito un 8, aunque no se haya esforzado, su comportamiento sea disruptivo e irrespetuoso con los compañeros, su valoración final será un notable. Pero si, por el contrario, hay un alumno que se esfuerza incluso haciendo los trabajos voluntarios, es respetuoso con los compañeros y con los docentes, pero por lo que sea no es capaz de llegar al 5 en los exámenes, ese alumno se quedará con el insuficiente. Entonces... ¿qué ha cambiado con el anterior sistema educativo? Nada.

Yo llevo muchos años escuchando por parte de los docentes “es que si no tenemos un examen escrito que demuestre la nota de su hijo puede llegar Inspección y...”, ¿y qué? ¿Acaso el hacer un examen oral no es una prueba de que el alumno se lo sabe? ¿acaso si usted, señor o señora docente, ve que ese alumno va evolucionando con respecto al principio de curso no puede darle una valoración positiva? De verdad, no sé si son sólo disculpas o es la realidad, lo que sí sé es que somos muchas las familias de alumnos, con algún tipo de neae o nee, desesperadas porque por más que pedimos ayuda, colaboración, empatía... por parte de algunos docentes, sólo encontramos piedras en el camino que están llevando a nuestros hijos a la desmotivación y al límite de un posible abandono escolar.

Algunas personas no entenderéis eso que arriba he expuesto, pero ¿cómo os sentiríais vosotros si en vuestro horario laboral estuvierais hora tras hora haciéndolo mal (o eso es lo que os dice el jefe y los compañeros), llegaras a casa y vuestra familia os dijera que le han enviado un aviso de que en vuestro trabajo no has prestado atención, no has hecho bien tu trabajo..., y que luego te pasaras toda la tarde trabajando en casa hasta la hora de acostarte para poder tener una mejor valoración en tu centro de trabajo al día siguiente, pero que una vez allí vuelvas a tener la misma valoración negativa que te persigue desde el día que comenzaste en tu mundo laboral?

Por último, sólo me queda hacer tres ruegos:

1.- Al señor consejero de Educación le ruego que se reúna en el menor plazo posible con las asociaciones de niños con algún tipo de nee o neae para poder “aconsejarlos” sobre el mejor camino para su educación y poder recoger las dudas y aportaciones que pudieran dar para su “próximo Decreto de... iba a decir diversidad, pero creo que luego se quiso cambiar a integración, y ahora dicen que será de equidad”. Bueno, digo “ahora”, pero no sé cuándo saldrá porque ya llevamos muchos años esperando por él mientras que el resto de comunidades autónomas ya tienen uno donde apoyarse.

2.- A los docentes les ruego empatía, humildad para pedir consejo de las asociaciones que llevan tantos años luchando porque estos niños puedan salir adelante en sus estudios y cooperación (porque muchas veces las familias sólo pedimos información del día a día para poder ayudarlos en casa sin esperar a que venga el boletín de notas y veamos que ha fracasado). Nos damos por satisfechos con que, por ejemplo, nos digan “hoy a Pepito le ha costado resolver las raíces cuadradas, le envío dos ejemplos para que practique”.

3.- A los centros que se identifican como “de integración” y en general a todos los centros educativos, les pido eso: integración. Y no sólo dándoles apoyos o sacándolos del aula en algunas horas para su clase reducida, sino normalizando en las aulas sus dificultades para que el resto de los alumnos no los etiqueten de “tontos, lentos, maleducados, ni morrudos por tener una serie de adaptaciones en los exámenes”. Se trata de que se normalice todo eso como se ha llegado a normalizar que alguien tenga que llevar gafas, o ¿acaso al que necesita llevar gafas se le dice que está teniendo un beneficio en clase?, pues eso lo escuchan nuestros hijos en las aulas casi a diario.