Estar solo
Se suele decir que aprender a vivir en soledad puede llegar a ser un arte.
No porque te sientas solitario estás solo o, lo que es parecido, ser solitario no significa estar solo. La compañía es más bien una cuestión de elección y no siempre de necesidad.
Paulo Coelho dice que la soledad, cuando es aceptada, es un regalo para un propósito de vida. Según Schopenhauer es “la suerte de todos los espíritus excelentes”.
Sin ninguna duda, el estar solo da la posibilidad de la introspección, del preguntarse quién soy o cómo soy, qué es lo que quiero: de conocerse uno mismo.
Sin embargo, cuando la soledad es una experiencia indeseada puede llegar a convertirse en algo similar a la depresión y ocasionar aislamiento, reclusión, ansiedad.
Se dice que hay diversos tipos: la física, cuando nadie te acompaña; la mental, si te sientes solo en cualquier circunstancia, aun en medio de una multitud; la emocional, si hay una falta de relación intensa con otra persona, lo que no contribuye a la satisfacción y la seguridad personales. Y también puede ser social, por no pertenecer a un grupo al que unan intereses, inquietudes o preocupaciones.
Pero cuando para la relación con los demás hay ausencia de habilidad que nos acerque, o ésta es deficiente, no existen ni el entusiasmo ni la empatía, por lo que esa separación de la compañía nos arroja a la tristeza, el desamor o la negatividad.
Un asunto paradigmático, aparte de soledades de más fácil solución, es el de las personas de edad que llegan a sus últimos días solas, sin familiares cercanos, lejanos, o cuando aun teniéndolos éstos han declinado toda responsabilidad de cuidado.
Solamente en la ciudad de Valencia se sobrepasan las cuarenta mil personas con más de sesenta y cinco años viviendo solas. Y una de cada tres es mayor de setenta y cinco. Para ellas pasan los días, semanas, incluso los meses sin ocasión de hablar con nadie.
Se ha constatado que son muchas las vidas mayores a las que la muerte les sorprende en completa soledad. Sus cuerpos son hallados después de tiempo de haberse producido el deceso. Y se cree que la cifra ha aumentado de forma notable en los últimos años, aunque en realidad no se tienen datos.
En el Reino Unido, la primera ministra Theresa May ha tenido la iniciativa de crear un Ministerio de la Soledad (una Secretaría de Estado, para su sistema político), que trabajará principalmente en tres frentes: financiar a las asociaciones y colectivos que a ella se dediquen, recoger datos estadísticos referidos y en el desarrollo de un método para conseguir medirla.
Es injusta, pero sobre todo muy triste, la llegada al final de la vida tratando de llenar de alguna manera los momentos de ese último tiempo, tal vez en ocasiones monótono e interminable, cuando buenamente podría ser llenado con un poco de compañía.
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