Vacas con dodotis
Parece ser que a la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, no le gustan los malos olores que producen los purines de las vacas; por eso el Ministerio que preside ha decidido sacar una ley que prohíba a los ganaderos seguir regando sus tierras con las tradicionales cisternas que van esparciendo por la superficie este abono orgánico. Para las pocas explotaciones ganaderas que superviven en Asturias este es un nuevo varapalo, un nuevo obstáculo más que tendrán que sortear en su larga agonía. Prácticamente todas las ganaderías de producción lechera que nos quedan, aproximadamente unas 4.000, tienen implantado en sus instalaciones el sistema de recogida de purines, puesto que con esta práctica se ha eliminado una de las labores más pesadas en las explotaciones ganaderas tradicionales como era la recogida diaria de las camas y las deyecciones sólidas de los animales. Pero parece ser que a la señora Tejerina le importa un carajo que los ganaderos tengan que retroceder a los años 60, cuando en las quintanas asturianas las pilas de cucho lo inundaban todo, cuando por el verano el olor y los mosquitos eran una verdadera pesadilla en las viviendas de muchos ganaderos, que tenían que convivir con la pila de cucho pegada a la puerta de casa.
La señora ministra saca esta nueva norma porque dice que contaminamos demasiado el ambiente esparciendo a voleo los purines; no debe sorprendernos que Tejerina quiera preservar a toda costa limpio el medio ambiente, pues es propietaria de una planta de energía fotovoltaica, y según se puede leer en internet, "la titular de Agricultura es la mujer más rica del Congreso de los Diputados, su patrimonio se acerca al millón de euros". Tal vez el hecho de ser una mujer acaudalada explique que no sea capaz de ver las dificultades y la poca rentabilidad del sector ganadero asturiano; seguramente por ese mismo motivo, por creer que los ganaderos son gentes adineradas, pretende que de ahora en adelante aquellos que quieran seguir abonando sus campos y sus tierras con purines deberán rascarse el bolsillo y ponerse al día con la nueva normativa ministerial; para ello tendrán que adquirir un nuevo artilugio más, una máquina que en vez de esparcirnos los purines por encima de la superficie del terreno lo haga inyectándolo bajo tierra para evitar que el amoniaco entre en contacto con la atmósfera. La Ministra ha prometido subvenciones a los ganaderos "para aplicar técnicas que no emitan amoniaco". Lo que no sabemos es lo que habrá que hacer con las vacas que pastan libremente por nuestras praderías y montañas. ¿Querrá la Ministra que los ganaderos les pongan dodotis a las vacas antes de salir del establo? Ya estamos viendo algún avispado empresario poniéndose las botas vendiendo dodotis para vacas. ¿Dónde queda aquella Asturias rural nuestra, con olor a "cucho"?, ya nada volverá a ser igual en esta vieja tierra...
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