Deriva anti masculina
Lo que el siglo pasado surgió para denunciar y corregir actitudes machistas, excesos y discriminaciones, a inicios de éste ha ido tomando una preocupante deriva contra el hombre y la masculinidad en general. Desde el extremo de un idealizado homosexualismo buenista, mientras nos presentaban al homosexual como una persona maravillosa, en no pocas ocasiones lo hacían a costa de ridiculizar al varón heterosexual. Y desde el extremo de la parte del feminismo más rabiosamente anti masculino, nos presentaban al hombre como un ser primario y brutal, regido por los instintos más bajos; una sesgada visión que ha conseguido sentar la presunción de culpabilidad de los hombres cuando entran en conflicto de pareja con las mujeres. Por último, la ya distorsionada imagen del varón ha vuelto a sufrir otra vuelta de tuerca con la irrupción de la disparatada doctrina de la ideología de género y su mundo de tropecientos géneros, en los que, curiosamente, de nuevo el hombre resulta presunto culpable de casi todo. De este modo, hemos llegado a que hoy sea reo de la peor sospecha, manifestar abiertamente que a la inmensa mayoría de los hombres les gustan las mujeres (y a las mujeres, los hombres); y hasta se pretende criminalizar al varón que piropee la belleza femenina. Y toda esta locura, dicen hacerla en defensa de la normalización y el derecho a la diversidad (?). Tremenda deriva que tendrá sus efectos.
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