Ocurrió en Ribadeva, pero no solo ahí
Un árbitro y su linier sufrieron en un partido de futbol toda clase de vejaciones e insultos. No como pueden interpretar que: por racismo, sexismo, misoginia o xenofobia, que también. Les ocurre a la mayoría de árbitros y linieres, nacieran donde fuera, si en una jugada cualquiera, su equipo, hijo o pariente se viera perjudicado con razón o sin ella. Tampoco hay que señalar a Ribadeva cómo un lugar un tanto a resaltar en éste apartado irracional, ocurre en casi todos los campos. Ya hace años denuncié públicamente comportamientos de este calibre y peores, en varios campos de Asturias de la 3ª y 2ª B asturiana, también en juveniles por estos campos de Dios, les aseguro que en casi todos existen energúmenos sueltos y en manadas, capaces de empeorar comportamientos y sentir vergüenza ajena.
Todos estos impresentables deben ser identificados y llevados ante el Juez. No se puede ir vejando, insultando, agrediendo y quedar impunes. Hoy es en un campo, mañana de noche en cualquier fiesta, al vecino porque le cae mal y pronto en casa con sus padres y abuelos.
Dicho esto, pedir a todos un poco de sensatez, el fútbol es un deporte, un espectáculo sin más, más, teniendo en cuenta de la categoría que hablamos. Que, quien va a ver dicho espectáculo debe comprender que pocos quieren ser árbitros y linieres, y, a los que se presentan sabemos que en muchos casos les costará un tiempo estar preparados mínimamente para interpretar un reglamento extenso, donde se encontraran con situaciones complicadas, parecidas y diferentes en cada jugada que rodea toda confrontación.
Por ello, a los responsables arbitrales no solo habría que exigirles enseñar un mínimo exigible a quien está dispuesto a ser juez y no parte, con un pito y un banderín. También a quien acude a ver un partido decirles que a ustedes nadie les da derecho a insultar y agredir a nadie porque sus problemas los lleve consigo al campo de futbol, no es un lugar para expresar su rabia, odio, malas formas y agresividad reprimida. La culpa es de la permisividad de todas las autoridades implicadas. Quien no esté dispuesto a disfrutar con este maravilloso deporte y asumir que su equipo bien pudiera perder en vez de ganar, incluso por errores arbitrales, mejor se quede en casa tragándose su mala leche. Qué ejemplo dan a sus hijos para el día de mañana.
Todo se acabaría si cada espectador admitiera para sus adentros que sabe muy poco de reglas del futbol con sus múltiples interpretaciones. Pero sabemos que el futbol es el deporte rey porque todos opinan, todos saben más que el entrenador de tácticas y estrategias. Son más técnicos y más preparados físicamente que cualquier jugador, si ellos cogieran el balón lo meterían por la escuadra las veces que fuera necesario ¡Soñar y se bocazas sale barato! Por supuesto que los árbitros son su diana preferida, los ven solos ante el peligro y eso los envalentona cómo cobardes que son. Por todo ello, serán incapaces de asimilar que son unos pánfilos de cuidado y que el reglamento no lo ojearon en su vida.
Como verán, estamos ante otra variedad de situaciones en nuestra vida, donde la educación de raíz brilla por su ausencia. La clave de todas las contrariedades que no les vemos salida inmediata, es ponerse manos a la obra cuanto antes: consensuar una Ley de educación que añada valores y comportamientos cómo asignatura indispensable.
Dedicado al árbitro etíope Asnake Wolde y su asistente, Sonia Güeva Rodríguez. Un abrazo enorme. No se dejen intimidar por imbéciles que seguro no serán los últimos que se encontraran en el camino. Cuando vean peligro para su integridad física, reciban insultos amenazantes de bocazas, paren el partido y denuncien de inmediato, hay que acabar con los energúmenos en nuestros campos.
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