Las ocurrencias de Zapatero y sus ministros
Negada la crisis en un sinfín de ocasiones, ahora parece ser que ya no tiene más remedio que plegarse a la realidad, como le dicen continuamente en esos foros, en el extranjero, a los que ahora el señor Zapatero, como presidente semestral de la Unión Europea, es tan aficionado a asomarse, pues parece que se encuentra en ellos como chiquillo con zapatos nuevos.
Con la crisis en su grado más alto, aunque éste lo sigan negando, no se le ocurre otra cosa que querer ampliar la edad de jubilación, de 65 a 67 años (como decía un señor en la radio, se puede dar la paradoja de que el padre de 66 años vaya a trabajar y su hijo, de 30 años, se quede en la cama o en el sofá); que para llegar a cobrar la pensión el cómputo sea de 25 años en vez de los 15 actuales; dejar a las viudas sin pensión, etcétera, etcétera.
Mire, señor Zapatero, cualquier economista, yo no lo soy, creo que le diría que lo urgente es poner a trabajar a esos más de cuatro millones de parados, y con sus cotizaciones a la Seguridad Social se logrará que las pensiones no sufran ningún recorte.
En segundo lugar, empiece por su propia casa; haga extensible a los políticos todas esas rebajas que ahora quiere imponer al resto, pues es de vergüenza que con unos pocos años en la política se retiren con unas pensiones de escándalo.
Y en tercer lugar, reduzca ese Gobierno, en el que sobran unos cuantos ministerios (por ejemplo, el vicepresidente tercero, señor Chaves, las ministras de Vivienda, Igualdad y Ciencia e, incluso, alguno más), con ello ahorraría dinero al erario público y, por tanto, a los españoles de a pie (esto ya se lo dicen hasta de su propio partido, el señor Barreda, entre otros).
En cuanto a los ministros, parece de risa oír un día sí y otro también, al señor Blanco, pretender bajar los sueldos a los controladores. La contestación es evidente: empiece por bajárselo usted mismo y sus compañeros de Gobierno y así pudiera ser que los demás tomasen nota y se aviniesen a ello.
Y del señor Corbacho, que más que ministro de Trabajo habría que nombrarlo ministro del paro; dijo en varias ocasiones que no llegaríamos a los cuatro millones de parados; ya los rebasamos. Justificación del Ministro: «Yo dije que no llegábamos a los cuatro millones en 2009»; vamos, de risa, si no fuera de llanto para tanta gente que se encuentra en el paro. El mes de enero pasado, casi 125.000 parados. Justificación del Ministro: «Son menos que en enero de 2009». Si para esas justificaciones se necesita un ministro de Trabajo, lo mejor es que se retire y se apunte a las listas del paro, que es donde debían estar él y unos cuantos más de ese Gobierno, ya que lo que hacen no es gobernar, sino desgobernar.
El señor Zapatero, con tal de hacerse la foto con Obama, en el Día de la Oración, es capaz de rezar, aun cuando en España su única misión es ir en contra de todo lo católico. A propósito, quizás estaba muy ocupado haciendo la maleta para ir a EE UU que no pudo asistir al funeral del soldado asesinado en la guerra (sí, guerra) de Afganistán, ¿donde están los de la ceja que no hacen manifestaciones ahora? Así se escribe la historia, según quien gobierne.
P. D.: Se me olvidaba enviar un saludo a los sindicatos, si es que todavía existen, pues con los cuatro millones largos de parados ni se les ve ni se les oye, claro, desde que están de «palmeros» del Gobierno su misión es hacer «mutis por el foro» y defender a sus «liberados», pero no a los trabajadores en el paro. Otra historia que también se escribe según quien gobierne.
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