NO QUEREMOS EL 0,25
Estimada señora Ministra de Empleo y Seguridad Social:
Doy respuesta a su carta del 2 de enero donde me informa de la revalorización de mi pensión en un 0,25% "con el objetivo de conciliar mejoras anuales garantizadas con la necesaria salvaguarda económica para las generaciones futuras". Creo que resulta una prosa inmejorable para justificar la práctica congelación de las pensiones de hoy y la inseguridad total de las futuras, tal como están gestionando el sistema público.
No se puede alardear en la misma carta de la creación de 600.000 empleos como una gran fortaleza del sistema y cargar sobre los hombros y bolsillos de los pensionistas del presente, la política del avestruz que están llevando desde el gobierno, vaciando la hucha de las pensiones, pidiendo créditos que aumentan el déficit de la Seguridad Social, etc. en vez de tomar medidas -por consenso- de largo alcance, empezando por no abonar los salarios de personal del ente con las cotizaciones, no incentivar la creación de puestos de trabajo con tarifas planas que disminuyen los ingresos por cuotas o dejando sin subsidio a la mitad de los desempleados, lo que también reduce la recaudación.
Es vergonzante el sacrificio que se impone a las personas mayores, principalmente al cincuenta por ciento que cobran menos de 650 euros o el setenta por cien que no supera los mil, abocándoles a unas condiciones de vida que rayan en la pobreza, teniendo que ayudar a las nuevas generaciones porque sus salarios son de miseria y sus empleos no son estables.
Les he visto muy ágiles para modificar el artículo 135 de la Constitución dando prioridad al pago de la deuda, en el rescate de los bancos o las autopistas con cifras astronómicas, pero no hacen igual esfuerzo en perseguir la corrupción, la economía sumergida o el fraude fiscal que servirían para eliminar el déficit.
Lo siento pero no queremos su gratitud, si justicia social para que se cambie la reforma de pensiones y volvamos a tener el IPC como factor de actualización, que las mínimas nunca estén por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, que las de viudedad aumenten -pero de verdad- su base reguladora y que la financiación de la caja única no sea motivo de amenaza constante a los trabajadores y trabajadoras para su jubilación, puesto que contribuyen lo suficiente para tener derecho a una vejez tranquila, digna y compartida con los suyos sin apuros económicos.
Me despido de igual manera que su carta: "Reciba un cordial saludo y mis mejores deseos para 2018."
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