LA CIÉNAGA
Me prometí no volver a escribir sobre corrupción. Sobre la corrupción, cuyo hedor convierte el aire de la política española en irrespirable. Me lo pedía mi propio cuerpo y mi salud mental, pero no es posible seguir conteniendo la respiración, al final tienes que respirar aunque tus "pulmones" se llenen de mierda.
Tres acontecimientos o pronunciamientos ocurridos en un mismo día me han puesto en el disparadero. Mientras Ricardo Costa (exsecretario general del PP de Valencia) explicaba en sede judicial como el partido de Mariano Rajoy se financiaba ilegalmente con dinero procedente de los empresarios beneficiados de obras públicas; el Rey Felipe VI, defendía en Davos (Suiza) la Constitución y las Leyes de un Estado de Derecho en respuesta a las payasadas de un personaje cuya salud mental bordea los límites de la paranoia; y el tercer pronunciamiento, ocurría el mismo día, en la entrevista que concedía a Onda Cero, el Presidente de Gobierno, donde lejos de asumir alguna responsabilidad sobre la ciénaga que inunda a su partido, señala al periodista que se trata de siete u ocho casos y que él nada sabía al respecto.
No Sr. Rajoy, no son siete u ocho manzanas podridas. Más de 800 cargos y responsables de su partido han desfilado o desfilan estos días por los juzgados o están en la cárcel: Presidentes de Comunidades Autónomas, Ministros, Diputados, Senadores, Alcaldes, Concejales, Tesoreros, Secretarios Generales del PP. Decenas de empresarios han reconocido su "aportación" al partido a cambio de concesiones de obra pública. Y Ud., Sr. Presidente sigue ahí, tan impasible, tan inane, tan seguro de sí mismo, consciente quizás de que le volverán a votar, porque éste es el drama de éste país (salvo que cunda el ejemplo de Valencia donde "la fiesta sí que terminó"). Ud. que blasonea de Democracia y el Estado de Derecho, que en su boca no son más que perfúmenes baratos que intentan camuflar el hedor de la ciénaga que emana de su partido. Sr. Rajoy, dimitir, aunque usted no lo crea, no es una palabra rusa, es un verbo castellano que Ud. y su partido no aprendieron nunca a conjugar. Ud. desconoce el significado de dignidad (la Areté de los griegos) por ello continúa aferrado al sillón de la Moncloa, cerrando ventanas para que el hedor de la ciénaga de su partido no le incomode.
El hedor también llegó a traspasar los muros de La Zarzuela. Majestad, no se puede dar lecciones de democracia, de respeto a las leyes. No se puede entrar en las casas de los sufridos españoles, por Navidad, a decir que la justicia es igual para todos, cuando la hermana de su Majestad y su cuñado han pasado por el banquillo de los acusados para vergüenza de la "marca España". Su cuñado, el Sr. Urdangarín, juzgado por delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos, fraude a la Administración y falsedad documental que le reportaron 5.8 millones de euros se encuentra libre (a la espera de sentencia) sin que nadie se explique por qué el juez no le ha impuesto prisión preventiva y ni siquiera le haya retirado el pasaporte como a otros ciudadanos por menores delitos. Se lo diré yo: porque es su cuñado. ¿Volverá a repetir Ud. que la justicia es igual para todos, sin que le aparezca al menos un ligero rubor?
No Majestad, no Sr. Rajoy, la democracia no está en peligro por las payasadas del Sr. Puigdemont (que, dicho sea de paso, tiene toda la pinta de que les viene bien para que no se hable de corrupción o de la pobreza en España, consecuencia de la política neoliberal del PP). La democracia en España está seriamente afectada porque la corrupción empieza a ser peligrosamente aceptada por la ciudadanía y, por tanto, colocándonos más cerca de los modelos sicilianos y tercermundistas.
El año pasado, el Presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, cesó a 4 ministros en 48 horas porque se encontraban bajo investigación judicial por supuestos empleos ficticios con dinero del Parlamento Europeo para hacer trabajos al partido centrista al que pertenecen. Hace unos años, la canciller alemana, Ángela Merkel, obligó a su ministro de defensa Karl Theodor Zu Guttemberg a dimitir porque se descubrió que en su época de estudiante plagió una tesis doctoral. Supongo que a Ud., Sr. Rajoy, le habrá entrado la risa, pero esa es la Europa de los valores, la Europa de la decencia en política a la que España no puede pertenecer por su culpa Sr. Rajoy, ya que Ud. ha preferido la Europa de los corruptos.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

