¿VOLVERÁN DE NUEVO LOS TIEMPOS DE MILI?
Varios países europeos, Suecia, Noruega y, últimamente Francia se están replanteando reactivar el servicio militar. Recuperar este servicio a la patria puede tener grandes ventajas para la sociedad en general. Concretamente, la juventud se vincularía más con la defensa nacional, se reforzarían lazos de afecto entre las regiones y/o comunidades, se combatiría el egoísmo tardoadolescente, se pincharían muchas bolsas de marginación y, sin duda alguna, se reforzaría la autoridad en sus diversos ámbitos civiles y militares.
Por su parte, el propósito del presidente galo, Emmanuel Macron, es, además, "inculcar en sus compatriotas el sentido del deber, el principio de la cohesión social al abrigo de los símbolos patrióticos, la concienciación de nación amenazada y hasta el firme desafío de defenderla en caso necesario". Todo ello muy loable, si señor.
Sin embargo, en España, sumida como está en un absurdo batiburrillo político, que frena infinidad de consensos, es poco probable que el sentimiento castrense llegue a cuajar, bien sea por diversos juicios ideopartidistas o por la simple razón del desconocimiento.
Contra ese amasijo de nobles intenciones en nuestro país existe, asimismo, una serie de dificultades técnico-económicas, como: ¿cuánto dinero costaría? ¿qué nuevas infraestructuras y recursos humanos requeriría? ¿cuál sería el tiempo de mili? Y, entre otras más, ¿a qué coste electoral iríamos?
Por mi cuenta, sigo pensando que José María Aznar remató la mili en el 2001 por muchas razones, pero más que nada, por una que poco o nada se comenta. Era un vergonzante residuo de discriminación que sólo los hombres fuésemos llamados a filas, y más cuando las mujeres podían ser oficiales con todo derecho y justicia. Quizá el precio político de tener que llamar de golpe a la mitad de la población hizo que se cortase por lo sano. Desde luego, hoy, la mili sería paritaria y en listas cremallera. Mas todos esos inconvenientes podrían superarse como harán en Francia, Noruega y Suecia.
Entre quienes pasamos por el trance de la mili, abundan más los buenos recuerdos que los malos (verdad que sí, amigos para siempre: José Luis Prado, Pepe Inclán, José Julio González...), y si para algunos el período militar supuso un frenazo por estudios o trabajo, para la mayoría representó un oportunidad de asomarse a un mundo que, de otra manera, nunca llegarían a vivir.
Para finalizar, visto lo que se está viviendo en la actualidad, se admite lo provechoso que sería para redimir el pasotismo e indisciplina de gran cantidad de ingobernables, la subordinación cuartelera les enmendaría muy positivamente su conducta.
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