POR POCO
Cada día miro las cartas al director de LA NUEVA ESPAÑA. Lo hago porque, generalmente, hay una mía por ahí navegando, no sé dónde, esperando a ver si se le concede la gracia de ser publicada. En el día de hoy, la que se encuentra en ese limbo de esperanza, es una que titulé "YO, 0,67 EUROS, BUDA Y YO". El "0,67 euros" del título se refiere al incremento que, me han comunicado, tendrá mi pensión a partir de enero 2018.
Mirando, como he dicho acostumbro, me encuentro con una carta mía titulada "LO QUE NO TIENE NOMBRE NO PUEDE NOMBRARSE" y, justito ahí pegadita, la de un señor de la que me he tomado la libertad, espero no molestar a nadie por ello, de copiar y pegar lo que sigue:
"se complacen de informarme de que, con fecha 1 de enero de 2018, se procederá a aumentar la cuantía de mi pensión un 0,25%. Total, una vez deducida la retención del IRPF, una revalorización de poco más de 5 euros mensuales, asunto que, por razón de oportunidad, me ha hecho esbozar una sarcástica sonrisa."
Elemental, 5 es el 0,25% de 2.000, y, a la vista salta, dice el señor "una vez deducida la retención del IRPF", es decir que la pensión de este hombre es superior a 2.000.
A un pensionista de 600 euros le suben 67 céntimos, a uno de más de 2.000, 5 euros. ¿Alguna reflexión?
Sí. No tengo duda de que todo pensionista que lea esto, si alguno llega a hacerlo, reflexionará sobre ello. Y no tengo duda de los caminos que las reflexiones serán según sean las pensiones de los reflexionantes. Los del rango del señor al que aludo tendrán, esencialmente, un pensamiento único: Cobro más porque he cotizado más.
Mis reflexiones. Bueno, para empezar, es posible que no sea así, que no haya cotizado más, pero esa ya sería una cuestión que me parece impropia de esta carta. Mi pensamiento va por otros derroteros.
En la vida se, premian, actuaciones, y se, pagan, trabajos. Dos cuestiones que nada tienen que ver entre sí. Un señor arriesga su vida interponiéndose entre una bala y su destinatario, al que desea salvar, y merece un premio por ello, y los premios por algo así no tienen cuantificación por repetición. No hay un salario establecido para los frenadores de balas, no es un trabajo, es un gesto único, de valor y grandeza de espíritu que, sin duda, ha prolongado la vida de un semejante, y que no da derecho a pensión.
El trabajo asalariado es una labor reiterada con cotización que da derecho a una pensión. Y cuando se deja de trabajar se deja de producir. En ese momento no existe diferencia entre el que pasó 50 años cavando zanjas con un pico y una pala y el que se los ha pasado consumiendo bolígrafo sentado detrás de un escritorio. Ambos trabajadores son ahora, pensionistas dependientes de su pensión. Ahora no importa lo que hayan hecho, han cobrado por ello mientras lo hicieron. Ahora, ambos son seres humanos, ambos comen, visten, necesitan un techo, ambos tienen las mismas necesidades. Ambos han trabajado, en diferente labor, los mismos cincuenta años.
¿Es justo que ahora, que ya nada los diferencia, les diferencien la calidad de vida pensionando a uno con 600 euros y a otro con más de 2.000?
Hay un señor al que su aumento de 5 euros "le ha hecho esbozar una sarcástica sonrisa". Le envidio, yo no puedo decir lo que me provoca mi aumento de 0,67.
Me habría gustado que mi carta del 0,67 ocupara el lugar de mi otra, LO QUE NO TIENE NOMBRE...
Por poco no ha sido así.
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