Ciudadano Carles

No se puede mojar. Si el Mogwai entra en contacto con el agua se convertiría en un Gremlins feo y malo que os puede llegar a hacer mucha pupita. Pero las advertencias del nieto del anciano chino, Sir. Wing, no fueron escuchadas porque todavía no estamos preparados. El pleno de investidura en el Parlament ha tenido que ser aplazado. Por la incomparecencia de la novia que iba a ser nombrada president, que ha dejado al independentismo plantado y sin novia y descompuesto. Centenares de indignados manifestantes, que portaban caretas con la imagen de Carles Puigdemont rompen el cordón policial y llegan ante el Parlament y tienen incluso pensado acampar y pasar allí la noche. Por desgracia no es ese mismo sentimiento, de amor puro e incondicional el que albergan los cabecillas, líderes gallinas ausentes del corral, que han puesto pies en polvorosa ante las posibles represalias. Ante el riesgo de ser devueltos a la cárcel de Estremera.

Paseo Picasso de Barcelona muy próximo a la cámara catalana. En la foto, publicada por Carles Puigdemont en la red social Instagram, una calle, desierta, ni siquiera hay tráfico a esas horas circulando (algún coche aparcado en el lado derecho), ni viandantes. En primer plano las flechas direccionales de tráfico y junto a la instantánea un mensaje: "A 24 horas de la investidura". La vía próxima al Parlament de Catalunya da cuenta de la proximidad del pleno ¿Qué busca, el prófugo en busca y captura, colgando estas fotos en su cuenta de internet? Tal vez provocar al Gobierno español o allanar el terreno para que el ciudadano Carles Puigdemont vuelva a 'Rosebud', para recuperar lo que "Ciudadano Kane" no consiguió recuperar al final de la peli: su infancia perdida. El incremento de las medidas de seguridad ha llevado a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado incluso a registrar el alcantarillado de las proximidades del Parlament. Qué bajo ha caído el expresident.

Del Hotel Husa President Park a alquilar una residencia familiar en la ciudad belga de Waterloo, a 30 kilómetros al sur de Bruselas. El emperador Carles Napoleón Bonaparte Puigdemont, al mando del ejército independentista catalán, va a vender cara su derrota en el combate contra las tropas españolas, no del duque de Wellington, sino de Mariano Rajoy. Para ello, repito, ha alquilado una confortable residencia familiar: un inmueble de 500 metros cuadrados, seis habitaciones, 3 baños, garaje para cuatro coches y una gran terraza, de 4.400 euros al mes de alquiler. Contrato que habría sido firmado por Josep Maria Matamala, amigo y consejero del expresidente catalán ¿De dónde saca tanto parné Puigdemont? El exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, dice que el exjefe del Ejecutivo catalán "no está en sus cabales" y que si lo ve echa "a correr". Pero el que corre que se las pela, a vaciar la cuenta corriente de todos los españoles, que no están en sus cabales y han perdido el juicio de ver a tanto sinvergüenza que anda suelto, es Puigdemont.

En sus muchos momentos de ocio, los sátrapas como Carles Puigdemont, pronuncian frases como estas: "Soy humano y hay momentos en los que también dudo". En unos mensajes que envió al exconseller Toni Comín (vía twitter) en los que se mostraba abatido por la suspensión del pleno y aseguraba: "Nos han sacrificado los nuestros". Mira que hago todos los esfuerzos por entenderte, president, algunos rayan la peligrosa línea, que separa lo divino de lo humano, pero no llego a comprenderte porque me invade el desconcierto. Claudico, no puedo. ¿Recuerdas "Yo, Claudio?" Sí, hombre, tampoco hay que tirar de Historia Clásica romana. Aquella serie tv británica basada en el imperio romano en la que el emperador protagonista tiene un tic en la cabeza (en nuestra época le arrebataría el pichichi al goleador Alfredo Di Stéfano) y tartamudeaba. Sí, no pongo en duda que se divertían de lo lindo en las fiestas Saturnales, con sacrificios humanos y bacanales; en El Coliseo de Roma, con gladiadores y luchas de fieras, y tal. Pues si te fijas, sólo un poco, al final al César le dan lo que es del César a veneno o a golpe de estocada en el Senado. Pura y simple ley de vida. Así es, César. Uy, perdón, expresident Puigdemont.

Estoy de acuerdo con la petición de Ciudadanos de endurecer la prisión permanente revisable, por delitos especialmente graves, siempre que se aplique, en primer término, a la corrupción política, que es un asunto muy grave, ya que es un robo a mano desarmada a los bolsillos de los españoles por parte de nuestros representantes políticos carentes de ética y principios, que debe ser severamente castigado. Sin embargo no van por ahí los tiros. El duelo es desigual porque el pueblo no va armado, y los disparos siempre van en la dirección contraria al que empuña el arma, o sea, el Gobierno de turno. A pesar de que en octubre se abstuvieron y dejaron sólo al PP en el debate en el que se daba luz verde a iniciar la derogación de la pena (la formación naranja puso en tela de juicio la constitucionalidad de la medida), sin embargo, hoy ha anunciado una enmienda para mantenerla en su redacción actual, endureciendo eso sí los plazos y requisitos para que los condenados puedan salir a la calle accediendo a permisos y beneficios penitenciarios. Renovarse o morir (aunque sea carente de ideas), parece ser el eslogan del partido de Albert Rivera, que quiere dar el zarpazo definitivo y consolidar (por la derecha) el sorpasso al PP.