Woody Allen y las feministas.
La Plataforma Feminista de Asturias pide que la estatua de bronce de Woody Allen, emplazada en 2003, en la calle de las Milicias Nacionales, de Oviedo, como homenaje por las bellas palabras que el director dedicó a la ciudad, sea retirada por los supuestos abusos del laureado cineasta a Dylan, hija adoptiva de Mia Farrow.
No sería políticamente correcto que esta Plataforma pidiera la devolución del premio Príncipe de Asturias de las Artes, así que elige una opción más populista y oportunista: la estatua.
A las feministas asturianas les importa una higa la presunción de inocencia, y que Woody Allen, tras una rigurosa investigación de meses, realizada por dos Estados en USA, fuera absuelto, antes incluso, de celebrar juicio. No importa.
El tribunal inquisitorial feminista ha sentenciado que la estatua debe de ser retirada porque el Sr. Allen, dicen, "no es digno de ser homenajeado". Punto.
Ilustrísimas: Es la justicia, con sus defectos, la encargada de juzgar, y no un tribunal popular, lleno de prejuicios.
Han pasado ya 25 años del suceso al que se refieren, y ustedes han aprovechado para subirse a la ola oportunista de #MeToo, #Time's Up, #OscarsSoWhite o #MASMUJERES, iniciando una "caza de brujas" donde los hombres ya no tienen ni la posibilidad de defenderse.
Levantan la vista, ven a uno, y... tiro al plato (¡y venga subvenciones1).
A ver si ahora va a resultar que en la industria del cine nadie sabía ni sospechaba, hasta hoy, que había hombres poderosos (Harvey Weinstein) que usaban su capacidad de aupar actores al estrellato o descenderlos a la nada, para lograr favores sexuales de ellos. ¿Nadie?
Bueno, no. Maribel Verdú ha declarado recientemente que los casos de acoso sexual en el cine "se han dado toda la vida".
Si es así, que no lo dudo, a las feministas de esta u otra plataforma, les queda un arduo trabajo de hemeroteca para "pulirse" a famosos del séptimo arte. Han empezado con Woody Allen, pero pueden continuar por otros ilustres acusados como Polansky, Errol Flynn, Hitchcock, Bill Cosby, Rob Lowe, Casey Affleck, etc.
En serio. Huelga decir que todos estamos de acuerdo en acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres, en todos los ámbitos de la vida. Y no digamos en el caso de abusos sexuales. Hay que denunciarlos, por supuesto. Y castigarlos.
Pero ¿por qué no dejar que cada mujer ejerza su libertad para sentir y hacer lo que mejor le parezca en su vida, sin que un feminismo radical, hipersubvencionado, genere un discurso único donde la mujer es presentada como alguien incapaz de defenderse, donde sólo vale el modelo de la víctima, desde el que incluso a veces, se presenta a las mujeres como seres que no son dueños de su propio deseo, ni de su conducta?
El apocalipsis heteropatriarcal está en vías de producirse porque las feministas han creado un clima de inquisición, en el que cada uno vigila a su vecino, como sucedía en los regímenes soviéticos, y luego lo denuncia en las redes sociales.
En cualquier caso, el movimiento es monolítico: no admite disidencias, discrepancias ni matices. Así que no hay debate posible. Si no estás con él, estás con los agresores sexuales. (Venga subvenciones).
Cientos de millones de euros repartidos en observatorios, comisiones de Igualdad y asociaciones integradas por mujeres llamadas a sí mismas progresistas, con suculentos sueldos, y un solo objetivo: "La caza del hombre". Una campaña de delaciones y acusaciones públicas contra individuos" a los que se ha puesto "en el mismo plano que a los agresores sexuales", por conductas como "haber tocado una rodilla, intentar dar un beso o hablar de cosas íntimas durante una cena profesional".
¿Nos hemos vuelto locos? No cualquier insinuación, ni cualquier gesto de coqueteo es acoso, ni mucho menos. Todas las mujeres, desde que el mundo es mundo, saben distinguir lo que es placentero y consentido, de lo que es acoso. Desagradable, intimidatorio, paralizante.
Decirlo, no significa silenciar la realidad de la sumisión, de la violencia, de las agresiones que todavía existen contra muchas mujeres, en muchas partes del mundo. Pero tampoco permitir que sirva como excusa para plantear una causa inquisitoria general que censure cualquier expresión de deseos, en el ejercicio de la libertad sexual y de las relaciones interpersonales. La seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería es una agresión machista. A este paso ¿para cuándo el burka masculino?
Me asusta la deriva que está cogiendo el movimiento feminista. Y lo peor es que están consiguiendo que el hombre, por el mero hecho de serlo, sea sospechoso. ¿Es que no hay acosadoras lesbianas?, ¿no hay sobones sodomitas?, ¿por qué esa fijación en "los hombres" en estos momentos de igualdad, donde todo el mundo hace lo que quiere?
Con nitidez se ve el camino, y a dónde nos lleva. Estamos en vía de volver a la Edad Media, donde los acusados, para probar su inocencia, tenían que superar las imposibles pruebas de Ordalías (o Juicios de Dios).
Así, a Woody Allen, antes de que la Plataforma Feminista de Asturias consiga retirarle su estatua (que no su Príncipe de Asturias de las Artes), deberán someterle, por ejemplo, a la Prueba del Hierro Candente, donde el acusado (el Sr. Allen) tendrá que coger con las manos, un hierro candente y, si pasado un tiempo, sus manos no tienen signos de quemadura, es inocente. Caso contrario, culpable.
O bien, la Prueba del Agua, mediante la cual se ata al acusado, de pies y manos, de tal modo que no pueda moverse, y se le arroja al mar. Si flota es inocente, y caso de hundirse, culpable. ¿Hay alguna duda sobre el veredicto final? (Lo siento, Sr. Allen).
Las Ordalías (o Juicios de las Feministas). En eso estamos.
Finalizo con una reseña del delirante y friki calendario que han editado en la Universidad de Granada (no de Lepe, de Granada). Puesto que estas lumbreras feministas piensan que una forma de defensa de la mujer es concienciar a la sociedad sobre sus problemas, lo hacen poniéndole a cada mes del año un nombre femenino: Enera, febrera, marza, abrila, maya, junia... (Oiga, no se ría)
¿Defensa de la mujer? No. Es la deformación ridícula de esa defensa (por supuesto, más subvenciones).
Y hablando de defensa. La estatua de Woody Allen, para alegría y orgullo de ovetenses, justo donde está.
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