Casos y cosas
El joven y flamante presidente de la República Francesa, señor Macron, que con tan buen pie ha iniciado su mandato, piensa establecer el servicio militar obligatorio, importante decisión que aplaudimos. Aquí lo teníamos desde tiempo inmemorial, pero el presidente Aznar lo suprimió de un plumazo. ¿Motivos? Posiblemente, conseguir votos y simpatías que no tiene dado su carácter hosco y “fúnebre”, casi repulsivo. Fue un gran error, fatal, como todo lo que está detrás de la foto aquella de las Azores. Sobre la importancia y necesidad de la mili, lo ha dejado aquí muy bien expedito y razonado don José Antonio Gutiérrez, de Piedras Blancas (Columna del lector, jueves 1/02/2018), comentario que hacemos nuestro. Sí, hay que servir a la patria, conocerla, vivirla, amar y respetar sus símbolos, la bandera y cuantos valores patrios y hechos heroicos enriquecen nuestra historia. Que nada tienen que ver con ideología política alguna, como algunos confunden o tergiversan.
La aventura independentista y republicana de Cataluña ha llegado ya a unos extremos de farsa y opereta. Su principal actor, el iluminado señor Puigdemont, quiere ser presidente desde Bruselas y allí sigue tocándonos el violón. Bueno, el tío sigue allí pegándose la vida padre. Por cierto, que ha alquilado una soberbia mansión allí, con sauna y todo, con una renta asignada de 4.500 euros mensuales, que pagaremos nosotros con nuestros impuestos. Por cierto, esta señora casa está situada a 30 kilómetros de Bruselas, en un lugar llamado Waterloo. Hombre, aquí tuvo aquella famosa batalla en la que fue derrotado Napoleón, y ahora es la residencia del “derrotado” Puigdemont, protagonista de lo que ya no es farsa ni opereta, sino un culebrón.
Otro culebrón es la supuesta trama rusa, que ha puesto en pie de guerra a Trump. Y guerra ha declarado al FBI y al Tribunal de Justicia de su país. Malos y peligrosos enemigos se ha echado el millonario presidente, que puede terminar como Nixon.
La variante de Pajares es una tomadura de pelo a los asturianos. El AVE llegará primero a Villaconejos de Arriba que a Gijón. He aquí otro culebrón, si bien éste es un desprecio a nuestra región, uno más después del cerrojazo que el Gobierno ha dado a su explotación de carbón.
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