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La enfermedad según el Arzobispo

16 de Febrero del 2018 - José Viñas García (OVIEDO)

Más que hermana, parece la prima de los primos.

Me cae bien este Señor (el Arzobispo de Oviedo) pretende hablar desde el suelo, pero vive en el pedestal de los que gozan de influencia. Quiere estar y comprender a los de abajo, cuando se codea a diario con los de arriba. Habla de la sencillez, tratando de serlo, pero todos sabemos que es todo teoría; le falta práctica.

Le leo atentamente siempre, me cuesta interpretarlo, no me ocurre a mi solamente, siempre causa alguna polémica sus declaraciones. En ocasiones, me permití contrariarle, "siempre tiene un amigo que le defiende", pero usted no contesta a nada y a nadie, se dedica cómo buen cura (además con galones) a soltar sermones, pero si algún incrédulo le pide comprender su visión del tema en cuestión, da el silencio por respuesta y a la siguiente semana suelta otra sermonea que queda muy bien entre los beatos recalcitrantes, pero añade más dudas a quienes debiera catolizar.

Un apóstol de este calado de Jesús, no puede ir repartiendo incertidumbre y cuando alguien le pide que, especifique su argumento, dar la callada por respuesta. Le pedí un día ¿porque solo le salió un "les acompaño en el sentimiento" ante unos padres que velaban a su niño de 4 años? Le decía, que una autoridad de la religión católica de tal envergadura debiera tener algunas palabras más para paliar el sufrimiento de esos padres, que pudieran asimilar el por qué hay cabrones y mangantes que duran y perduran y otros inocentes se van antes de llegar. Luego soltó por aquí una justificación absurda, donde niños de 6 años se mirarían unos para otros al escucharle, dijo "tras las nubes primeras (además recalca, sin duda) hay un pequeño ángel que vela por sus padres, sus hermanita y que los espera, mirando las cosas con otros ojos junto a Dios, mientras corretea eternamente feliz jugando inocente entre nubes bajo el color de su visera infantil". Cómo ven, todo un poema infantil, un cuento de hadas; menos la visera, que no sé qué pinta con ella en un mundo de espíritus celestiales.

Ahora nos trae a colación la enfermedad, exponiendo rasgos que rodean a la misma, es cierto que la enfermedad no reconoce títulos, honores y status social; pero lo que no dice es que quien tiene influencia tiene atajos y otros no disponen de ellos (debiera haber denunciado esto) sabe, cómo todos nosotros, que hay personas por ser quienes son, que no saben de listas de espera. Los médicos solo cumplen con su responsabilidad y con la profesión que ellos eligieron sin nadie imponérsela, no hace falta alabarlos tanto, salvo que piense, cómo muchos, que debieran ser menos responsables, profesionales y amables de lo que son.

La enfermedad no es nuestra hermana, cómo mucho nuestra prima, aunque todos, como bien dice, algún día caeremos en sus manos, no todos la sufren de igual modo, no a todos se le pone solución inmediata, se me viene a la cabeza muchos nombres de renombre a los que no solo se les ingresa de inmediato, se les opera y atiende, sino que los médicos hacen hasta ruedas de prensa de cada minuto de la evolución, en este caso sí, hermana enfermedad. Otros, además de la prima enfermedad, se les trata de primos, tienen que padecer esa misma enfermedad, con angustia, esperas absolutamente imprudentes y de juzgado de guardia, con unas listas de espera en atención, detección y solución que usted ignora a posta ¿Sabe porque? Porqué usted es de los que no tiene lista de espera.

Podríamos referirnos a otros párrafos donde místicamente (que es lo suyo) trata de decirnos que la enfermedad no es una maldición que es un misterio ¡Fíjese bien! Estoy de acuerdo con usted, su Iglesia (que no la de Dios) llama a las cosas por su nombre, mejor cómo les conviene, la enfermedad no es nada malo, tampoco morirse a los 4 años, lo es vivir sin enfermedad, que te toque la lotería y soñar que ustedes son nuestra alimentación espiritual.

Cuando juego a la Primitiva, nunca me toca ni lo jugado, le digo a mujer, Dios la tomó conmigo, se ríe de mí, se estará diciendo: este que lo tiene todo, amor, familia, amigos y estabilidad económica ¿Por qué juega, porque quiere más? Así es, si no fuera porque de enfermedades sabemos un poco y comprobamos que no son hermanas son primas.

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