Paranormalidad en la enseñanza y la doble, o triple, vida del profesorado

Son las 23:15 de la noche de un día de semana, después de una larga jornada de laboral, como la de cualquier trabajador en Asturias o en cualquier otra parte del mundo. Tras una mañana plena de clases, tres padres de alumnos en una hora complementaria -hay que recuperar esa hora de visita de padres, que yo tengo en mi horario el lunes y como hubo un puente largo (que nos hemos pasado corrigiendo como locos), he de hacerla otro día- lo hago encantada porque tengo un grupo de alumnos fabulosos, pesados muchas veces, pero siempre sorprendentes. Hasta aquí todo entra dentro de la normalidad.

Ahora comienzan aquellas cosas que ya dejan de ser normales, lo que yo englobo en la “paranormalidad”:

1. Jornadas de un montón de horas por la mañana y otras tantas por la tarde, dedicadas a la preparación-revisión de clases y a la preparación-corrección de exámenes.

2. Obsesión de formación y formación “no end”, lo cual implica que a la jornada anteriormente descrita en el punto 1, hemos de añadir el desplazamiento a otra parte de Oviedo, o ir a Avilés, Gijón, a los diferentes Centros de Formación del Profesorado o asistencia en los propios centros de trabajo, que está muy bien, pero nosotros también tenemos nuestro derecho a disfrutar de nuestras familias y de tener una profesión que nos dé tiempo y respiro para “vivir” y quedar con los amigos o la familia para tomar un café o ir al cine, por ejemplo.

3. A lo anteriormente descrito hemos de añadir la asistencia a las REDES de secundaria, que suelen hacerse cada mes y medio- yo ya no imparto clases en E.S.O porque no encajan en mi vida- intenté tomar prestada otra existencia pero ya se me habían adelantado otros profesores, quizá tengan disponible un medio horario en unos pocos años, para ampliar mis horas de trabajo- que nadie me lo quite porque soy la primera en la lista de los medios horarios- (con el tema de los medios horarios me gustaría enlazar en el punto siguiente, pero me lo voy a pasar porque de momento no tengo la ideas muy claras en lo que se refiere a los “medios horarios”).

4. Después de unos días de pensar y pensar, creo que ya sé lo que es un “medio horario”, un “medio horario” es prácticamente un horario completo con una diferencia muy grande en relación a un horario de 20 ó 21 horas, y es que te pagan la mitad; eso sí, tú asistes a todas las REDES, Claustros, Reuniones de Departamento, como los de los horarios de 20 ó 21 horas, pero cobras la mitad- y como seas interino, ni cobras julio, ni agosto, ni te contratan hasta el 25 de septiembre; luego hablamos de los países subdesarrollados, pues estamos por el estilo. Y yo me pregunto lo siguiente… Si quieres saber la pregunta y la respuesta, sigue leyendo el punto número 5.

5. ¿Cuál es la preocupación que hay en la mente de los que nos (des)“controlan” y nos (des)”gobiernan”? ¿Mejorar algo? ¿Qué? ¿Cómo? Nadie lo sabe.

6. Cuando yo relleno, por ejemplo, una pregunta cómo, ¿cuál es el porcentaje de alumnos que suspenden en el grupo X? Como se me ocurra responder que más de un 50%, la siguiente pregunta sé que va a ser (sigue leyendo en el punto número 7, que ya te noto muy, muy intrigado)

7. ¿Qué propuestas de mejora propones? A esto, yo contestaría, ninguna, pues ellos, los alumnos, son los que deberían proponérmelas a mí (yo ya cumplo mi parte), por ejemplo, que los alumnos se comprometan a : (continua en el apartado siguiente, punto 8).

8. A. Asistir a todas las clases, traer el material, trabajar esas pruebas de EBAU que se les entregan una semana antes, y que por cierto, hacemos dos o tres y yo.

B. No faltar -a veces toda la mañana- si hay examen de Historia, Matemáticas o de cualquier otra materia a 5ª hora -por decir un tramo cualquiera de su horario lectivo en el instituto-, y que también vengan las horas anteriores y que nadie les justifique las faltas, ni siquiera sus padres, y no les permitan quedarse en casa a estudiar, cuando tienen suficiente tiempo la tarde anterior.

C. Que se comprometan a no usar sus redes sociales y los teléfonos móviles en los institutos, así como en sus casas -se les quitan, no se van a morir- en los momentos de estudio, porque luego parece que la culpa cuando los alumnos suspenden siempre es del profesorado, y a lo mejor es que no es nuestra. Parece que nos avergonzamos de ser docentes y no h de ser así.

9. Yo he de decir que tengo unos grupos de alumnos maravillosos, el mejor de todos, mi tutoría, por supuesto. Y siempre les digo que el techo se lo ponen ellos; si quieren aprender, los profesores ahí estaremos siempre, pero ellos han de poner el otro 50% del porcentaje, así el total será el tan ansiado 100% de aprobados.

10. Y todas estas propuestas de mejora han de partir de quienes nos representan y nos gobiernan y que han de cargar menos las tintas (y las 21 horas) sobre el profesorado, trabajar en un pacto de educación que sea lógico e igual para todos los centros de España, no sólo de Asturias. Los profesores estamos hartos, al menos yo, de programar y programar, de adaptar leyes, normas y anexos. Yo no entiendo de legislación ni de normas, sólo sé organizar mi asignatura y buscar material y trabajar y hacerlos trabajar. También sé cómo animarlos a mejorar y siempre intento (intentamos) convertirlos en personas trabajadoras, responsables para que nunca pierdan de vista que su futuro dependerá de su trabajo presente, que es, simplemente, estudiar y ser felices.

11. Y ya por fin el último punto de mi lista de deseos de cara al futuro cercano:

A. No podemos hacer una huelga, porque la hipoteca, las clases particulares de los hijos, los gastos de comida, los impuestos, los “IBIS”, entre otros asuntos que todos conocemos, hay que pagarlos.

B. Eso sí, podemos escribir a la prensa, asistir a movilizaciones, siempre desde el respeto, las buenas maneras y la educación. Me gustaría llevarle la contraria a una representante de un sindicato en mi centro de trabajo una mañana de esta semana, “es que no protesta nadie”, yo sí lo hago, porque creo que me he ganado mi derecho a protestar, lo que implica que tengo (tenemos) ganas de cambiar y mejorar las cosas para que Asturias vuelva a ser lo que siempre ha sido, una tierra llena de oportunidades de mejora y sólo lo haremos posible a través de la enseñanza.

Me había propuesto escribir diez líneas como mucho, pero no puedo evitarlo, escribo tanto, o más, de lo que hablo. Para terminar y no volver a escribir otras dos páginas, voy a resumir:

Hay una manifestación el día 20 de este mes de febrero a las 18:00 horas, podemos quedarnos en casa corrigiendo montones de hojas de redacciones, gramática, listas de reyes godos, la Independencia Americana, los límites, las integrales, Nietzsche, la Revolución Francesa o lo que sea, o asistir para que al menos se note que estamos unidos y que sabemos protestar porque queremos construir una Asturias mejor entre todos nosotros.

Voy a terminar con unas citas de varios personajes públicos sobre lo que implica el término educación:

“La educación es el arma más poderosa que puedes utilizar para cambiar el mundo”, Nelson Mandela.

“La educación es el pasaporte hacia el futuro, porque el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él, hoy”, Malcolm X.

“La educación es lo que queda después de que hayamos olvidado lo que aprendimos en el colegio”, Albert Einstein.

“El conocimiento es la fuerza. La información te hace libre. La educación es la premisa de progreso, en todas las sociedades, en cada familia”, Kofi Annan.

“Tienes que ir a colegio. Tienes que hacerlo. Tienes que ir a la universidad. Tienes que obtener tu título. Porque lo único que la gente no te puede arrebatar es tu educación. Y merece la pena todo el trabajo realizado”, Michelle Obama.

Una vez más quiero agradecerles a todos ustedes todo el esfuerzo y el tiempo que se han tomado en la lectura de estas líneas.

P.D. Vamos a terminar esta carta con un poco de sentido del humor:

“La educación es algo admirable, pero es bueno recordar de vez en cuando que nada que valga la pena conocer se puede enseñar”, Oscar Wilde.