Manifestación de guardias civiles y policías nacionales en Oviedo
Son las 12.30 horas del sábado 10 de febrero de 2018, y en este mismo instante acaba de terminar la manifestación convocada por guardias civiles y policías nacionales, que he presenciado desde un balcón cercano al lugar donde se han ido concentrando (plazoleta de la Renfe de Oviedo), reivindicando la igualdad salarial con las policías autonómicas del País Vasco y de Cataluña, como decían un eslogan “A igual trabajo igual salario”.
Yo diría más, la Guardia Civil y la Policía Nacional deberían estar siempre por encima del resto de policías y ¿por qué?, porque su ámbito es todo el Estado, porque su actuación abarca toda la nación, es más amplio, y de suyo muchísimos guardias civiles y policías, por razones de servicio a lo largo de su vida, han estado destinados en localidades muy distantes de diferentes provincias y como ha ocurrido recientemente en Cataluña, han tenido que trasladarse muchos de ellos hasta esta región desde comunidades lejanas, porque allí eran necesarios y allí han estado en las condiciones que han podido y han comprobado sobre el terreno cómo la Policía autonómicas, que apenas han tenido que moverse del sitio, cobraban una diferencia abismal mayor de sueldo.
En nuestra España pasan cosas fuera de la razón, creo que nadie puede comprender esas diferencias, como no es comprensible que un consejero de comunicad autónoma o el presidente de la misma ganen más que un ministro de la nación o el presidente de todo el Estado, pues no es razonable, ni muchísimo menos, en primer lugar, y sobre todo, porque las competencias son mucho más amplias, así como las responsabilidades y el rango de autoridad es superior el de este último.
Dicho esto, y continuando con la manifestación de protesta que han protagonizado guardias civiles y policías nacionales, que ha sido multitudinaria, pues creo que será una de las más grandes, si no la mayor, en número de participantes que he presenciado, quiero añadir que yo no me he sentido feliz. No me he sentido feliz de ver a mis compañeros tocando silbatos y candajas, vociferando consignas y haciendo explotar cartuchos de dinamita a su paso, cosa que ha alarmado a muchos que estaban en el interior de sus casas o paseaban tranquilamente por la calle, no esperaban esto. Y yo tampoco lo esperaba y me extrañó muchísimo y sé de compañeros que tampoco comparten esas actuaciones, impropias del carácter de estos cuerpos. Creo que hay otras formas de protesta compatibles con la seriedad de sus cometidos.
Para terminar quiero hacer constar, que espero de todo corazón consigan el aumento salarial que se merecen y es absolutamente de justicia. Yo estoy retirado desde hace muchos años y es difícil me pueda alcanzar.
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