Los apoyos de Javier Fernández
Primero leemos a Trevin, nadie como él para representar al político apoltronado, pasó por todos los cargos habidos y por haber ¿digan un cargo? Cargos de empresas privadas, internacionales de renombre, ¡no! De las del ruque: concejal, portavoz, director provincial, alcalde, diputado regional, presidente del principado, alcalde de nuevo, delegado del gobierno, diputado nacional... ¿Quieren más? Todo sin pegar un palo al agua (perdón por esto último, quizás lo intentó todo, el esfuerzo y la entrega sin resultados, es cómo pegar palos al agua, cansa uno, pero provechoso poco) ¿Algún resultado que no sepamos aunque fuera plasmado en un folio a mano?, que pudiéramos decir ¡¡guay, que tipo tan especial! Su labor es sencillamente oculta o nula. No se puede olvidar porque nadie la recuerda, solo resalta porque supo vivir de nuestros impuestos cómo nadie, hasta que algún amiguete le colocó fuera de la vida pública. ¿Dónde andaría ese empresario hace treinta y cinco años? Para llevárselo antes de padecerlo, soportarlo y mantenerlo. Es que ya no pintaba nada en la política y menos en el partido. Señor Trevin créame, nada tengo contra usted personalmente, pero sus cargos si me atañen, si los ocupó sin más mérito que estar, fue sencillamente un pufo para todos. Si no, dígame y rectificaré mis criticas (la misma pregunta vale para Javier, Areces e Ibarra) ¿algún logro personal que mejorara la vida de los demás y no la vuestra? ¡Ya está bien de callar! Ustedes se deben a los demás, si los demás no aprecian resultados en su cometido después de tantos años dedicados a la vida pública, solo les quedaría sentirse avergonzados y fracasados.
Luego aparece otro maltratado barón (El Ibarra) que dejó Extremadura, cómo su amiguete Javier a su comunidad en la ruina. Lo de Ibarra tiene menos gravedad, su comunidad siempre ha estado a la cola: Pero la Asturias prospera que cogió Javier la convirtió en un lugar imposible para los jóvenes, mientras ellos, los viejos, los que dejaron todo destruido, se quieren mantener hasta más allá de la muerte viviendo de nuestros impuestos.
Cómo el Ibarra, hará Javier Fernández. Irán para casa con una serie de prebendas, sueldos vitalicios, secretarias, coche oficial y gastos pagados por ser ex presidentes. ¡Tócate esa socialista de pijo! Para socialistos estos apoltronados que van dando lecciones y queriendo recibir medallas por una labor pésima para todos, y se molestan porque existan socialistas jóvenes que no comulgan con esos ideales de socialistas de poltrona.
Si algo empeora la situación de Javier por su Mieres del alma es que venga el apoltronado mayor de Extremadura a apoyarle ¡Vaya par de dos! Que se dicen socialistas pero en sus comunidades no hay ni AVE, ni empresas que ellos hayan facilitado, un paro galopante y sueldos de miseria, sus jóvenes, nuestros hijos por el mundo en busca de futuro, mientras amamantando a estos sujetos que presumen de socialistas. Asturias todavía resiste un poquito a pesar de los Areces, Trevín y Javierín, ¡Vaya tres patas para un banco! ¿Qué esperaban? cosa diferente con este trío de innecesarios.
Yo puedo perdonarles ser unos ineptos, innecesarios u osados sin más. Pero jamás le perdonaré que mis hijos tuvieran que salir de Asturias primero y luego de España a países que desde aquí devaluamos, pero que les dieron una oportunidad que ustedes les negaron: apoltronados. Se fueron para Colombia, Venezuela, Singapur, Kenia, Perú, México, Republica Dominicana y algún otro (no de vacaciones cómo ustedes) a buscarse la vida. Imaginen, si se defiende por esos lugares, que no harían aquí en su lugar, pero ustedes les cerraron el paso y la esperanza de un futuro en su tierra. Estarán orgullosos de su labor, si tuvieran dignidad pedirían perdón por lo nefastos que fueron para todos.
Si se sienten molestos, solo decirles que duerman tranquilos, mi critica no va más allá de un momento de ira controlada, al ver a mis hijos y los hijos de otros ganarse la vida por esos mundo de Dios, mientras les mantenemos a ustedes, todos innecesarios a todas luces. Un saludo.
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