LOS PENSIONISTAS SE ENFADAN Y TOMAN LA CALLE
Hace unas semanas los pensionistas se han manifestado en Madrid y al final del recorrido se concentraron ante las Cortes, eran tantos que la Carrera de San Jerónimo quedó bloqueada. Posteriormente, también han realizado manifestaciones por las calles de Bilbao y, hoy me entero, que en esta nuestra ciudad, Piedras Blancas, el próximo jueves día 22, habrá otra agrupación de jubilados, siendo la segunda, me aclaran.
El solar patrio puede parecer una balsa de aceite, pero no lo es. Lo de salir a la calle en protesta, resulta ser un especial termómetro, porque para que nuestros mayores se estén agolpando por miles en manifestaciones pacíficas algo grave tiene que estar pasando.
Una de las explicaciones puede ser esta. Ciertamente, hay pensionistas que cobran al filo de 650 euros al mes y ven que la revalorización de su pensión nunca supera el 0,25 por ciento anual, es decir que la subida en cuestión no da más que para tomar un esmirriado café. Además, uno de cada cuatro pensionistas vive bajo el umbral de la pobreza y buena parte del colectivo tiene que ayudar económicamente a su familia.
Para los pensionistas todo es extra, hasta el tiempo que les está tocando vivir. Se dejan convencer de que el aumento de la esperanza de vida es un problema demográfico, no un avance propio del desarrollo. Asimismo, mucho se les habla del envejecimiento de la población y poco de la vejez activa.
Es hora pues de negociar con los gobernantes, en el marco del Pacto de Toledo, seriamente, las medidas que hagan posible la actualización de las pensiones. Nadie niega que quien más ha cotizado deba de cobrar más, es un derecho que así sea, pero también es un derecho que quienes menos cobran sean partícipes de un mejor reparto de la riqueza generada por el conjunto de los ciudadanos. La solidaridad empieza por ayudar a los más débiles y no al contrario. El Gobierno, del color que sea, debería tener esto muy en cuenta.
Nos engañaríamos, y mucho, si creyéramos que estamos ante un asunto menor. Más bien estamos ante un enorme problema que, de no resolverse satisfactoriamente, podría llegar a desestabilizar nuestra democracia. Dado que los problemas están surgiendo cuando apenas se ha incorporado al conjunto de pensionistas la generación del "baby boom".
Para finalizar, me atrevería a decir que la crisis de las pensiones es sumamente preocupante. Por ello, un pacto de Estado sobre el tema debería ser una prioridad para todos: Gobierno y jubilados. Si de verdad la crisis se está superando, lógicamente, los pensionistas lo tienen que notar cuanto antes en su bolsillo.
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