Ye Antroxu no Antroxón
Es muy común en alguno de los habitantes de esta villa marinera aferrarse al complejo gijonés de ser menos que... de ahí nace la obsesión por engrandecer todo aquello que nos rodea con sufijos aumentativos, sirva de ejemplo semanona, mareona...
De igual manera ocurre con todo lo que se hace en nuestra villa, tales como, edificios, eventos culturales, deportivos... que si no tienen el apellido internacional parece que no son nada y no le damos valor.
Hace unos días leía en este mismo medio un artículo que firmaba el periodista Alejandro Ortea en el cual comparaba el Antroxu de Gijón con otros carnavales como el de Cádiz o Tenerife y calificaba los de nuestra ciudad como mediocres al mismo tiempo que decía que turísticamente no aportaban nada.
Le voy a dar la razón que nunca seremos Cádiz, ni Tenerife, pero básicamente porque aquellos que estamos involucrados en esta fiesta ni pretendemos ni queremos.
El Antroxu de Gijón es una de esas fiestas familiares en la cual el tejido asociativo de la ciudad se está preparando meses antes para lucir con orgullo un trabajo amateur que entre todos y todas han elaborado con empeño e ilusión.
Asociaciones vecinales, colegios, asociaciones de padres y madres, comisiones de festejos, grupos de baile y un sinfín de colectivos participan en la fiesta de forma activa durante todo el fin de semana
El Antroxu no pretende ser un reclamo turístico más de esos que viste un cartel, pero que poco beneficio económico aporta a la ciudad. El Antroxu más bien se basa de economía local donde el ajustado presupuesto que destina Divertia posiblemente revierta en la ciudad en un porcentaje mucho mayor que el que pueda dar una Copa Davis o cualquier concierto internacional.
Para ello puedo basarme en una fórmula muy sencilla. Sume la cantidad que se otorga en premios y por otro lado sume el gasto que tienen cada uno de los grupos participantes, podrá ver que esta última es una cantidad infinitamente superior, gasto que por cierto se hace en la propia ciudad, sino pregunte a restaurantes, tiendas de disfraces, tiendas de telas, de instrumentos musicales...
Perdónenos señor Ortea por no ser exóticas reinas de carnaval o letristas profesionales chirigoteros, perdónenos nuestro desafine y nuestras coreografías descoordinadas, perdónenos a las comisiones de fiestas de los barrios, a las asociaciones vecinales, charangas, AMPAS y en general al tejido asociativo de esta ciudad por ser unos cutres felices con ganas de engrandecer esta ciudad sin complejo y sin tener que utilizar ningún sufijo aumentativo para decir ¡Puxa el Antroxu!
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