La mejor jugada que nos dejó Quini fue el perdón
En el precipicio de un mes gélido como no se recordaba, Enrique Castro, Quini, nos dejó la noche más fría para los que amábamos su corazón y su alma.
Creo que nunca podré alcanzar a comprender completamente su grandeza como deportista al no poder vivir sus años de futbolista en primera persona, aunque no me cabe duda de que es eterno entre los más grandes. Sin embargo, hay una lección de vida y humanidad que viví junto a él y que le coloca en el más alto escalafón de honor que puede alcanzar una persona: saber perdonar.
En estos tiempos de inquina, rencores, discusiones, guerras, batallas personales, divisiones y otras rencillas, siempre recurro a la sabiduría y humanidad de El Brujo. El hombre que se empleó personalmente a fondo para contactar con sus secuestradores para decirles “algo de máxima importancia vital”: os entiendo y os perdono, y aquí está mi número de teléfono para lo que necesitéis.
Hoy despedimos a Quini de entre los vivos para dejarle ir con los eternos, y yo sólo os pido a vosotros, también lectores de este periódico, un favor: no olvidemos el legado humano que nos deja Quini y aprendamos a ponernos en la piel de los demás y a perdonar. Contárselo también a vuestros hijos, nietos..., que no se pierda su legado, y así estaremos haciendo muy feliz a uno de los hombres más humanos que he conocido.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

