Agradecimiento Hospital de Jove y Jardín de Noega
Como familiares de un paciente fallecido el pasado 25 de febrero en el Hospital de Jove queremos dar las gracias a la tercera planta de dicho hospital, en especial al doctor Altadill, por el trato recibido. Tuvimos a nuestra disposición una habitación individual para acompañar a nuestro familiar en todo momento sin ser molestados, el paciente recibió un trato inmejorable, informándole de la situación sin crear una alarma o angustia innecesaria y evitando todo sufrimiento. Gracias.
Por experiencia sabemos que los primeros trámites tras un fallecimiento son muy duros para la familia; elegir ataúd, redactar esquelas o decidir si incinerar o no es doloroso y si lo haces en una oficina oscura y sin que transmitan empatía, como en una compra por catálogo, es aún peor.
En la funeraria Jardín de Noega ha sido diferente. Las instalaciones son estupendas, por dentro y por fuera, y la sala de velar no es una asfixiante habitación sin ventana en la que no sabes si es de día o de noche, consta de varias dependencias con mesas, sillas y mucha luz.
El proceso más duro, el ya mencionado de la esquela y últimas disposiciones, lo hicimos sentados al sol y sintiéndonos muy bien tratados y orientados.
Durante nuestra estancia tuvimos en la sala bombones y canapés, bebidas y un bono para la cafetería. Y recibimos árboles para plantar en honor al difunto, y aunque no es imprescindible ni quita nuestro dolor, son detalles que ayudan a soportar un momento terriblemente duro.
También agradecemos que nos permitiesen elegir una ceremonia civil y que el cuerpo estuviese en la sala de despedida mientras la gente entraba y sonaba la música elegida, evitando que suban y bajen el ataúd en nuestra presencia y con un ruido muy impactante, como hacen en otros sitios.
Respecto a la incineración ha sido más fácil que en anteriores ocasiones; acompañamos al féretro hasta el crematorio y no nos obligaron a hacer reconocimiento, pudimos elegir si entrábamos a despedirnos o nos atendían en una sala en la que no se veía nada que no quisiéramos ver.
Por todo esto, por el trato recibido y lo acompañados que nos sentimos queremos dar las gracias al Tanatorio Jardín de Noega y en especial a Zulima, Lorena, Paula y Sara así como al personal de cafetería y a la persona que llevó el coche desde el tanatorio hasta la incineradora.
Nadie quiere perder a un ser querido, pero cuando toca, se agradece que nos ayuden a llevarlo lo mejor posible y desde luego en esto, Jardín de Noega, marca la diferencia y les estaremos agradecidos siempre.
Esther López y Gemma y Arantxa Ortiz López, familia de Miguel Ángel López García.
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