MANIFIESTO CONTRA LA FEMINIDAD
Tras leer el manifiesto que convoca a las mujeres a una huelga, no sé si llamarla general por los ámbitos que pretende abarcar, contra la violencia machista, con motivo de la celebración del Día de la mujer el próximo 8 de marzo, quería escribir unas reflexiones que derivan de tal lectura.
He de reconocer que, como hombre, me siento ofendido por los términos empleados por tal documento pues se nos acusa directamente de violentar a la otra media humanidad constituida por las personas humanas de sexo femenino (mujeres y niñas) por el simple hecho de ser hombre. Por supuesto, pongo en duda la "representatividad" que las firmantes del manifiesto se atribuyen al pretender expresar la opinión de "todas" (¿?) las mujeres y, en todo caso podría reconocer que están expresando el parecer de aquellas féminas de la extrema izquierda neocumunista-populista-podemita cuya sustancial base de pensamiento lo constituye la ideología de género. No de otra manera se puede entender la referencia a las que "...combatieron el colonialismo..., "...fueron parte en las luchas antiimperialistas...", "...gritan bien fuerte contra el pensamiento único del neoliberalismo...", que además exigen "...la despatologización..." de sus vidas.
Comparto, eso sí, su aspiración a que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política, como por cierto mantiene la doctrina social de la Iglesia Católica (entre otros, Constitución Gaudium et spes,63; Catecismo de la Iglesia, 2426), pero desde luego empezando por el respeto a la vida humana, que es ignorada por la denominada por ellos, educación afectivo-social cuyo primer principio pretende implantar el ¿¿derecho?? al aborto, es decir, a matar a los inocentes.
También comparto la idea de que el empleo se adapte a las necesidades de la vida y que el embarazo o los cuidados no pueden ser objeto de despido ni marginación laboral ni pueden menoscabar las expectativas personales y laborales de las mujeres, y de que el tiempo dedicado a esas tareas sea reconocido en el cálculo de las pensiones; pero para ello entiendo que no se debe criminalizar (¿incluso eliminar ya que no son "técnicamente" necesarios??) a los hombres, sino educar a nuestra sociedad en los valores de la solidaridad, el amor (valores cristianos, por cierto) y la libertad, para lo cual es absolutamente imprescindible tener sentido común y partir de que las bases de actuación de la economía y la política en una sociedad democrática son la búsqueda del bien común y la limitación de medios para lograrlo, siempre respetando a la persona; pues, desgraciadamente, la precariedad laboral, la temporalidad, la incertidumbre, los bajos salarios y las jornadas parciales no deseadas no son exclusivas de las mujeres. Pero también habrá que reconocer, eso sí en relación con las mujeres en nuestra patria, que algo hemos avanzado desde la Ley reguladora del trabajo de mujeres y niños de 1900 y que el derecho a igual salario por idéntico trabajo está legalmente recogido ya en la primera versión del Estatuto de los Trabajadores de 1980.
Echo de menos en el panfleto, al querer abarcar internacionalmente la lucha contra la sociedad que denominan "heteropatriarcal", una referencia a la situación de las mujeres en los países árabes y asiáticos, aunque ya hemos conocido que en Arabia Saudí últimamente se les ha reconocido el derecho a asistir a los partidos de fútbol...
Finalmente, me gustaría recomendar encarecidamente, no sólo a las firmantes sino a todos, hombre y mujeres, cristianos o no, la lectura de la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem, escrita en 1988 por San Juan Pablo II, para entender el verdadero sentido de la igualdad de hombres y mujeres, de la que recojo unos breves párrafos: "...la justa oposición de la mujer frente a lo que expresan las palabras bíblicas" (Gen,3,16) no puede de ninguna manera conducir a la "masculinización de las mujeres". La mujer-en nombre de la liberación del dominio del hombre-no pueden tender a apropiarse de las características masculinas, en contra de su propia originalidad femenina. Existe el fundado temor de que por este camino la mujer no llegará a "y podría, en cambio, deformar y perder lo que constituye su riqueza esencial...", "...los recursos personales de la feminidad no son ciertamente menores que los recursos de la masculinidad; son sólo diferentes..."; "...la dignidad de la mujer es medida en razón del amor, que es esencialmente orden de justicia y caridad... la mujer es fuerte por la conciencia de esa entrega...";"...sólo la igualdad resultante de la dignidad de ambos como personas, puede dar a la relación recíproca el carácter de una communio personarum...".
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

