Clinica Fernández-Vega, no solo grandes profesionales
Soy uno de esos asturianos de raíces profundas que un día, hace ya ocho años, ha tenido que hacer las maletas para poder tener una carrera profesional exitosa. Ello requiere que debemos alejarnos de nuestra querida tierra y renunciar a la gran calidad de vida que en ella se nos ofrece. Y no sólo eso, en Asturias tenemos la suerte de poder contar con profesionales de altísimo nivel en algunos ámbitos que son a su vez referentes, cuanto menos, a nivel nacional.
Este es el caso, creo que por nadie discutible, de la clínica oftalmológica Fernández-Vega, profesionales con un impresionante nivel de competencia en la salud de los ojos. Yo tuve el placer de ponerme en sus manos para una sencilla operación de miopía (así de competentes son como para poder describir como "sencilla operación" algo relacionado con los ojos) en diciembre de 2016 con el doctor José Alfonso Sánchez. Sobra decir que fue todo sobre ruedas y no volví a ponerme unas gafas. Hasta aquí todo normal.
La diferencia que demuestra la grandeza de unos verdaderos profesionales que no sólo son buenos en lo que hacen, sino que tienen la vocación y los valores necesarios para esta profesión, radica en el momento en el que cuando te conviertes en su paciente no dejas de serlo nunca, incluso mucho tiempo después de haber finalizado el tratamiento.
Actualmente vivo en Catania y el pasado viernes 2 de marzo, ya de tarde-noche, recibí un fuerte golpe en el ojo haciendo deporte. Rápidamente supe que algo no iba bien por el intenso dolor que no remitía, por lo que traté de encontrar una asistencia médica especialista, algo difícil en Catania un viernes a esas horas.
Gracias a la teoría de los "seis grados de separación", que afirma que todas las personas en el mundo están separadas por como máximo cinco personas intermediarias, me pude poner en contacto con la doctora Belén Alfonso Bartolozzi, de la clínica Fernández-Vega, la cual me hizo una primera asistencia telefónica, me aconsejó comprar unas medicinas y me pidió dirigirme al pronto soccorso (urgencias) donde, tras esperar tres horas y media, tan sólo me dieron un volante para ir al oftalmólogo al día siguiente. Acudí a esta visita que resultó ser rápida y con un diagnóstico superficial, las horas pasaban y mi dolor continuaba siendo muy intenso, tenía una pérdida de visión importante, a pesar de que la oftalmóloga que me acababa de ver hubiera concluido por sí misma, y escrito en su informe, que no había pérdida de visión.
La doctora Belén Alfonso Bartolozzi insistía en la importancia de ver el fondo de ojo, por lo que entran en juego, en esta cadena, el doctor Francisco Álvarez Blanco y la doctora Beatriz Fernández-Vega, quien actualmente está haciendo un seguimiento de mi evolución, ya que fue ella quien me puso en contacto con un oftalmólogo privado de Catania donde, finalmente, recibo una atención a la altura que, tras los exámenes pertinentes, hace el adecuado diagnóstico que provocaba mi pérdida de visión. Inmediatamente y, tras dos días de intenso dolor, comienzo con el tratamiento específico para este problema que, poco a poco, me está llevando a recuperar el que probablemente sea el sentido más importante que tenemos, la vista.
Por todo ello, y desde la visibilidad que me dan éstas líneas quiero dar un enorme gracias a los profesionales, y sobre todo personas, que conforman el equipo de la clínica Fernández-Vega, especialmente a la doctora Belén Alfonso Bartolozzi, el doctor Francisco Álvarez Blanco y la doctora Beatriz Fernández Vega por la impagable ayuda que me han proporcionado incluso a horas intempestivas de un fin de semana.
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