Quini
Luto y dolor en Asturias y en el fútbol español, porque se nos ha ido Quini, un hombre bueno y una gran persona, un ciudadano ejemplar y un famoso deportista que, con el balón, ha hecho historia en el mundo del fútbol. Así lo destacan y ponderan hoy todos los medios informativos, sus mejores cronistas. Que exaltarán y recordarán lo que Quini fue en el fútbol mundial, sus grandes jugadas, sus goles, sus tardes gloriosas y triunfales, pero posiblemente no se empleará el mismo entusiasmo a la hora de recordar las cualidades humanas de nuestro Quini, que rompieron los moldes de toda ejemplaridad. Y esto, precisamente esto, es lo que uno quiere destacar ahora aquí. De una manera resumida, su bondad y hombría de bien, tan demostradas en su ayuda a los demás, sobre todo a enfermos o necesitados.
Sí, Quini se nos ha ido, pero humanamente nada más, porque las personas de una ejemplaridad como la suya no se van nunca, se quedan con nosotros. El recuerdo entrañable y sentido se encarga de que sigan vivos en los que aún seguimos viaje en el tren de la vida. En el que Quini ha sido un viajero excepcional y ejemplar. Por eso, y por tantas cosas más, el recuerdo de Quini hay que perpetuarlo de alguna manera. Por ejemplo, erigir una gran estatua suya en el histórico Molinón, estadio en el que Quini, en su Sporting, comenzó su trayectoria futbolística, gloriosa y ejemplar. Y ese Sporting, mañana, a Primera División, pues era deseo de Quini, era su gran ilusión.
Sí, en El Molinón, una estatua a nuestro campeón.
Ricardo Luis Arias
Aller
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