Para Klaus
No sé cómo empezar, mi querido Klaus. Es realmente difícil. Porque todos los que tuvimos la grandiosa suerte de compartir rayitos de tu luz, el dolor se hace insoportable. Sin embargo, entre tantísimo dolor, también siento agradecimiento. Agradezco tener la suerte de haberte conocido. Te doy las gracias por haber compartido conmigo tu sabiduría, tu honestidad, tu solidaridad, tu mirada, tu sonrisa, el respeto por la vida, por la naturaleza, tu compromiso, tu amor, tu luz, tu grandeza. Cada vez que compartía contigo un trozo de mi vida (ojalá hubieran sido más) sentía Paz, por todo esto, desde lo más profundo de mi corazón, gracias. Gracias a tu abuela, gracias a tus padres, Jose y Marga, siempre habéis sido para mí un referente y un ejemplo, gracias por haber educado a los tres maravillosos mosqueteros. Porque también pienso mucho en Xini y Pedro, que además de su luz, ahora también tendrán la tuya, y no me cabe duda de que respetarán tu recuerdo como tú te mereces. Porque eras tan generoso, que esa maravillosa luz que con todos compartías, acabará traspasando esta maldita nube negra que ahora nos ahoga en lágrimas de dolor por tu ausencia, y te prometo querido primo, que mi parte la guardaré siempre como un tesoro, y que siguiendo tu ejemplo, la compartiré con todo aquel que quiera recibirla para que así sea eterna.
Te quiero primo, y te querré siempre.
Tú primo, Julio.
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