Carta al maloliente río Nora (mod. ironic)
Siento admitirlo, Nora, pero no puedo vivir sin ti. Un solo día que no te siento, que no te olfateo, me produce angustia, ansiedad, hasta celos. Celos de los que tienen el privilegio de sentir cada día, todos los días, tu perfume embriagador, lleno de connotaciones bucólicas y paradisíacas.
El Paraíso Natural comienza en ti, río Nora. ¡Loa a Nora!.
Acabo de llegar a casa, impregnado de tu olor, en las manos, en la ropa, en el paladar. Sí, en el paladar. Tu olor es tan fuerte, tan denso, que se puede masticar.
Me pongo la bata, las zapatillas, y cuando siento que aunque lentamente, tu olor se me va, me abandona... ganas me entran de, sin quitarme la bata, ni las zapatillas, ni coger siquiera el ascensor, bajar raudo, escaleras abajo, y salir a la calle, y lanzarme de bruces en tus brazos, a recuperar el olor casi perdido, efluvios esotéricos, verdad inexplicable.
Así eres tú, río Nora. Permanente, puntual, lleno de olor adictivo, lleno de vida.
Nunca, jamás, has podido pasar inadvertido. Te gustan todas, y aunque me molesta tu flirteo con tanta gente, (barrios enteros), reconozco que siempre has estado ahí, en lo bueno y en lo malo, en invierno y en verano, en la calma y en la tempestad. Siempre.
Por eso te añoro, río Nora. Porque eres único, fiel. De lo que no hay, vaya.
Y lo serás siempre, para mí y para los que vivimos a tu vera, porque intuyo que nunca, nunca, nos vas a abandonar.
En tu paso por Colloto, La Corredoria y otros lugares de mala vida, habrás oído murmullos de desaprobación, insultos o amenazas. Habrás visto en "Panorama Regional", o leído en LA NUEVA ESPAÑA, una y otra vez, que políticos de tres al cuarto, van a acabar contigo. No te preocupes, no lo tengas en cuenta. Sólo son palabras, por hablar de algo. Realmente, los que podrían hacer desaparecer tu inigualable encanto aromático, pasan de ti. ¿Por qué? Porque no te conocen, Nora. Viven lejos de ti. Jamás se han mareado con tu olor. La ignorancia les hace indiferentes.
Eso sí. Nosotros, los que vivimos a tu lado y te disfrutamos 365 días al año, todos los años de nuestra vida, reconocemos sin rubor, que te queremos.
¿Acaso crees, dudas, que haya alguna posibilidad de que algún día, las fuerzas del mal consigan con soterramientos, desvíos o saneamientos, que nos abandones? Nunca jamás, río Nora. Nunca.
Poco importa que el Oviedo ascienda a Primera, o que Titina, la del cuarto, se pelee con Homer Simpson.
¡Tú! Sólo tú importas. Y quiero sentirte cada día, olerte cada día... ¡¡¡llenarme de ti, castrón!!! Saturar los pulmones con tus saludables flatulencias, llenas de pasión y de amor incomprendido. ¡No quiero que dejes de ser mi paraíso!
No sé si te lo he dicho ya, río Nora, pero intuyo que los captas...
¡¡¡Te quiero!!!
Un saludo cordial
Rufo Costales
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